Graco: del sueño guajiro a la pesadilla

Todavía recuerdo las elocuentes palabras de Graco en uno de los mítines de la entonces candidata del PRD “se han unido jóvenes de todos colores, Lorena Cuéllar, está comprometida con la educación y la juventud. Habrá beca para todos. En Morelos hay 104 mil becados, en Tlaxcala también será una realidad”. Recuerdo claramente  cuando dijo que en Morelos se estaban haciendo bien las cosas y estas experiencias podrían repetirse en Tlaxcala. Qué Miedo.

Graco generó un momento apoteósico para Lorena, quien apoyada además por Silvano Aureoles, Rafael Moreno Valle y la plana mayor del PRD sentía que tocaba la gloria.

Envalentonada dijo que el Gobierno de Mariano González establecía alianzas políticas con base en el chantaje y la presión, que no respetaba los poderes constituyentes, un gobierno alejado de los ciudadanos, intolerante y que buscaba perpetuarse en el poder a través de un candidato que todo le obedecía.

Eran los momentos en que papá Graco arropaba a su criatura, un hombre con toda la experiencia, la habilidad y el know how de años en el negocio, que sí sabía hacer las cosas, no solamente estaba impulsando una candidatura, además le iba a demostrar a Moreno Valle cómo es que se toma el poder de un estado, por la buena o por la mala, ya que el poblano había fracasado en anteriores intentos.

Y por ello valía plantar a los morelenses, al congreso, a su gente, a la memoria del Benemérito de las Américas, quien tuvo a bien crear el Estado de Morelos. También valía la pena abandonar el timón del estado, dejarlo a su suerte, a merced de los grupos delincuenciales y de los secuestradores.

Al fin la entidad no podría ponerse peor, sus antecedentes habían dejado al de por sí pobre Morelos en la ruina, en el abandono, sumido en la delincuencia. Todo valía la pena si levantándole la mano a Lorena Cuéllar la hacía ganar, todo se olvidaría, se convertiría en el salvador del PRD, en el gobernador que sí pudo meter las manos y ganar en Tlaxcala.

Además no dejaba nada importante, al fin que 147 años de existencia se podían festejar con un Twit desde Tlaxcala, y Lorena le agradeció al gober de la misma manera: Con un post en Facebook. Así quedó plasmada de manera electrónica la historia de un sueño de poder.

Un sueño en el que una sería ungida y otro le colocaría la corona. Qué ilusos.

Pero el sueño acabó. Hace unos días Graco abrió los ojos y despertó en el programa de Ciro Gómez Leyva. Tenía tan cerca las cifras de inseguridad pública que se empañaron sus lentes. La comparativa con administraciones anteriores no resistía el más ligero análisis, los datos eran contundentes, Morelos estaba haciendo agua.

Ciro recordó la historia de la desaparición del abogado Rodolfo García Aragón, cuyo cadáver fue localizado dos días después. La de Silvino González, quien fue asesinado frente a sus hijos de 4 y 10 años, el asesinato de un empresario en pleno centro de Cuernavaca, todo esto ante el rostro paralizado de Graco Ramírez.

Ni siquiera la presencia del fiscal general de Morelos, Javier Pérez, quien llevó sus propios datos a modo, pudo detener la andanada de información que se mostró en la entrevista. Y luego el recuerdo tormentoso de la frase que se llevará el gobernador a la tumba: “Ni Obama tiene una ciudad que tenga hechos de violencia”. Patético.

Para cerrar con broche de oro, el hombre que habría de ayudar a hacer de Tlaxcala un nuevo Morelos es ganado fuera del aire mientras reclama el que se hayan usado datos del INEGI, porque el tenía sus propios datos. La frase del reportero que acompaña a Ciro es lapidaria, “No hay delincuencia organizada sin solución de las autoridades”.

Ese es el Graco real y así se desmoronan varios sueños, el de ser un buen gobernador, el de solucionar el problema de la violencia en su estado, el de trascender políticamente a través de Lorena Cuéllar y el de convertir a Tlaxcala en un nuevo Morelos. ¿Acaso se refería al atraso en inversión o a la falta de seguridad?