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El Atlas que pudo salvar vidas

Enrique Núñez
Código Rojo
2016-08-22 06:56:19

En esta edición de Megalópolis, publicamos información que debe ser tomada con mucha seriedad, porque los Atlas de Riesgos en esta mega urbe, resultan fundamentales en ciudades de alta vulnerabilidad ante catástrofes naturales.

Lamentablemente, no son pocos los gobernadores y presidentes municipales que han omitido la elaboración de estos mapas técnicos, con la absurda idea de ahorrase unos pesos.

Partiendo de la base de los riesgos que existen para muchos de los municipios de esta región, resulta inconcebible que existan estados y ciudades que aún no tengan un Atlas de Riesgos, pese a que el gobierno federal ofrece partidas especiales, mediante las cuales aportan el 50 por ciento del costo de estos estudios.

Es inexplicable que un gobernante ponga en riesgo a miles de personas por no realizar un estudio, que en el peor de los casos cuesta 20 millones de pesos para los estados y de un millón, hasta millón y medio de pesos para los municipios.

Y a todo esto, ¿qué incluye un Atlas de Riesgos?

Un Atlas debe incluir:

1. Determinación de niveles de análisis y escalas de representación cartográfica.

2. Elementos del medio natural, sociales, económicos y demográficos.

3. Identificación de amenazas, peligros, vulnerabilidad y riesgos ante fenómenos perturbadores de origen natural: sismos, tsunamis o maremotos, erupciones volcánicas, deslizamientos, flujos (lodo, tierra y suelo), derrumbes,  hundimientos, fallas, fracturas y erosión.

4. Un apartado especial de fenómenos hidrometeorológicos, por posibles huracanes, ciclones, tornados, sequías, heladas.

Una vez detectados los riesgos, estrategias para la instalación de refugios con análisis de costo-beneficio de tipo social para la reubicación de personas, identificación de rutas de evacuación.

Un capítulo para la llamada resiliencia, que abarca estrategias de reconstrucción y recuperación social frente a desastres.

Y un punto fundamental es que los Atlas deben estar alineados, los estatales con el nacional y los municipales con el de su estado.

Así las cosas, cuando se determina la cercanía de un fenómeno como la tormenta tropical Earl, las autoridades no deben inventar absolutamente nada, solo seguir las indicaciones de este manual técnico.

El caso Puebla debe ser visto como un ejemplo de lo que no puede repetirse en este país. El hecho de que no existiera un Atlas Estatal los hizo mucho más vulnerables.

Por donde se le vea, la tragedia pudo ser menor y muchas muertes se debieron evitar.

Sin duda, cada vida como las 53 que cobró Earl a su paso por Puebla, debe ser estudiada y valorada para determinar la probable responsabilidad de los gobernantes.

Si el código penal contempla los delitos por omisión, puede perfectamente tipificarse como homicidio el no haber contratado la elaboración del Atlas de Riesgos.

Lamentablemente, nadie es capaz de levantar la voz, pese a la culpabilidad manifiesta del gobierno de ese estado.

Alguien debiera abanderar una iniciativa para que estos estudios dejen de ser opcionales y que adquieran el carácter de obligatorios.

De lo contrario, seguiremos perdiendo vidas cada vez que la naturaleza nos demuestre su poder.


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