Las tristes campañas de Veracruz

“Voy  a meterme a la campaña, aunque Héctor no quiera”, confesaba recientemente el gobernador priista, Javier Duarte a columnistas de Veracruz.

Y quizá uno de los deslices a los que nos tiene acostumbrado el obeso gobernador le pondría “sabor al caldo”, porque a un mes de que terminen las campañas no levantan, por lo menos, es lo que perciben los ciudadanos de a pie.

Mientras los grises candidatos “hacen como que hacen” analistas e investigadores perciben que las actuales campañas electorales son de mentiras y con propuestas superficiales que además, podrían inhibir el voto de la ciudadanía.

En el arranque de las campañas de los siete candidatos a Gobernador del estado, destacan los ataques mutuos, la falta de propuestas significativas o relevantes, y la participación de candidatos “decorativos” o de independientes.

Hasta ahora, solo hemos visto carreras entre ellos por “ganarse la noticia en primera plana de los periódicos”, a fin de llamar la atención de la ciudadanía, por lo que hablan de desvío de recursos, enriquecimiento ilícito, y se alejan de dar a conocer propuestas precisas.

Están más interesados en sacar a la luz escándalos que en mostrar propuestas en materia de seguridad y economía, que es lo que realmente preocupa a los ciudadanos que a diario se enfrentan con asaltos, robos o extorsiones, mientras que el desempleo va  a la alza, la crisis se siente todos los días en el estado que de acuerdo al slogan oficial “va para adelante” o “ya cambió”.

Javier Duarte amenaza con meterse a la contienda para ayudar a Héctor Yunes, el priista que hasta hace meses llamaba a su gobernador, “un inactivo”. 

El mandatario que  ante la inseguridad dice que en su estado “solo se roban frutsis y gansitos”, también creador de las célebres frases: “no pasa nada” y “pórtense bien”, dice que se mete por mera supervivencia política.

Insiste en que no quiere que a su partido se lo lleve la tristeza y sí, las encuestas dan al PRI una clara derrota, en eso tiene razón, aquí lo que hay que señalar es que en  primera, está impedido por Ley intervenir en las elecciones, y en segundo lugar, las veces que ha intentado ayudar a su partido, lo hace mal.

El PRI no debe olvidar que en el 2012 cuando mandaba 25 millones de pesos para apoyar la campaña de Enrique Peña Nieto, sus achichincles fueron detenidos en Toluca.

O aquella vez donde los funcionarios duartistas fueron cachados operando con Programas Sociales y casi cuesta que se viniera abajo el llamado Pacto por México. Esas genialidades salieron de la cabeza de Javier Duarte. 

Pero como esto no se acaba, hasta que se acaba, hay que esperar ahora las nuevas ocurrencias del gobernador de jarochilandia.