Ricardo Anaya se juega “el todo” en el Edomex

El Partido Acción Nacional de Ricardo Anaya Cortés se juega “el todo por el todo” con la nominación de Josefina Vázquez Mota, la excandidata presidencial de 2012 para ser abanderada al Estado de México, en manos del priismo de Enrique Peña Nieto.

Si en el proceso de 2016 los resultados fueron favorables para dicho organismo político, con el triunfo en 7 de los 12 estados que fueron a las urnas para elegir un nuevo gobernador, el territorio mexiquense en 2017 sugiere un escenario nuevo para este queretano que guarda aún para su fuero interno, la probabilidad de ser candidato presidencial en 2018.

Aunque hay opiniones como la de Manuel Gómez Morín, nieto del fundador de Acción Nacional del mismo nombre, que desdeña riesgos de sabotaje interno en la campaña de parte de personajes del panismo mexiquense Ulises Ramírez, detrás de quien se encuentra el grupo Puebla comandado por el exmandatario Rafael Moreno Valle, lo cierto es que el diputado federal ya fue capaz de torpedear la alianza con el PRD en 2016.

Es un problema que está “focalizado” y no merece ninguna preocupación para quien obtenga la candidatura en las próximas horas, dijo recientemente. La disputa interna se ha restringido a solo dos perfiles: la de la exabanderada presidencial y la de José Luis Durán Reveles, dos doctrinarios del panismo.

Anaya Cortés deberá transitar saludablemente el parto de la elección interna para evitar que agentes exógenos a la vida partidaria en el territorio estatal que no conoce aún la alternancia política, como ya sucede en nueve estados del país, se inmiscuyan en la contienda o que provoquen huelgas de brazos caídos en detrimento de una candidatura competitiva.

Y sin embargo esa es solo una cuarta parte del complejo escenario que se alcanza a ver en el futuro inmediato. Un reto mayúsculo será el de jugar un papel suficientemente atractivo para el electorado en una guerra por el voto que desde ahora se antoja cerrada por el nivel de conocimiento y posicionamiento de los otros dos adversarios: Delfina Gómez por el Movimiento Regeneración Nacional y Alfredo del Mazo Maza, por el Partido Revolucionario Institucional.

No es la primera ocasión que una contienda política se advierte como el inicio de una carrera con tres contendientes competitivos, pero sí en la que juegan nuevos actores, reglas de competencia distintas y variables intangibles como el “enojo social” que ha alentado la diatriba contra la figura de otro mexiquense: el presidente de la República.

Y sin embargo el partido en el poder no es el único afectado por la animosidad de los ciudadanos. Parte de esa insatisfacción ha dañado la imagen de dicho organismo que preside Ricardo Anaya después de dos periodos sexenales que vivieron el desgaste natural del poder.

De manera paralela hay que ubicar el surgimiento del movimiento antisistémico que descalifica en orden establecido y en donde parece moverse mejor el buró que lidera a Morena, el nuevo actor en la escena que podría dar la sorpresa, lo que pone en riesgo al dirigente panista pues una derrota en el estado con el mayor electoral del país y el simbolismo que implica, deberá decir adiós a la soñada candidatura presidencial.