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El club de la maldad y los procesos electorales

Fernando Maldonado
Parabólica
2017-04-24 07:20:26

La detención y puesta a disposición de dos ex gobernadores de origen priistas, acusados de haber cometido delitos como conspiración para introducir drogas a Estados Unidos, delincuencia organizada, manejo de recursos de procedencia ilícita y lavado de dinero de parte de Tomás Yarrington de Tamaulipas, y Javier Duarte de Veracruz se convierten en un apetitoso bocado para la oposición en tiempos de campaña.

Así sucede en el Estado de México, Nayarit y Coahuila, entidades en donde habrá procesos electorales en junio próximo, así como en Veracruz, para la renovación de sus 212 presidencias municipales en septiembre de este año en donde su gobernador, Miguel Ángel Yunes prepara el terreno para hacer ganar al partido que le dio cobijo, Acción Nacional.

Los procesos que se siguen a mandatarios de estirpe priista en otras entidades como Chihuahua, con César Duarte y muy probablemente en Quintana Roo, con Roberto Borge además del desgaste que sufre el jefe político de ese partido, el presidente Enrique Peña Nieto, parece configurar una tormenta perfecta para el partido que regresó al poder presidencial después de 12 años tras las gestiones De Vicente Fox en el 2000 y Felipe Calderón, en 2006.

Nuevos actores figuran en el escenario nacional que buscan lucrar con los procesos judiciales en contra de los priistas, como el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con un Andrés Manuel López Obrador obstinado en competir por tercera vez por el máximo cargo político en México, después de haberlo hecho en 2006 y 2012.

Si el tabasqueño consigue maniobrar con habilidad ante lo que parece la primera acusación manifiesta de haber recibido dinero del ex mandatario veracruzano, como todo parece apuntar, habrá conseguido transitar una aduana de enorme valía en la más importante elección antes de la presidencial de 2018: el Estado de México, en donde su partido es marginalmente preferido para ganar.

Y sin embargo quien deberá diseñar una estrategia electoral con mayor inteligencia es el rival a vencer, el partido del Presidente de la República que no ha podido desprenderse de la imagen de haber constituido un club de varones de la maldad que ha lucrado con el poder público para obtener ganancias de escándalo a espaldas de la sociedad en general.

Los ex gobernadores capturados y los que serán sometidos a proceso por una amplia gama de presuntos delitos del fuero federal y en sus respectivas localidades, son el principal obstáculo para que el circulo cercano a Peña Nieto pueda maniobrar para retener el poder más allá de la elección del verano próximo este año, y la del 2018.

No será nada sencillo en medio de un clima generalizado de insatisfacción ciudadana por temas de agenda pública deficientemente atendidos como el clima de inseguridad, altos precios en los productos básicos y el desánimo por la falta de un cúmulo de ofertas de campaña que no materializan en lo inmediato.

La lucha por el poder es así, nadie debe extrañarse que hoy los actores en la contienda política busquen beneficios adicionales con la imagen de estos ex gobernadores detenidos, esposados y puestos en los banquillos de acusados.

Nada reditúa más en la arena política como la exhibición impúdica de los personajes que antes fueron poderosos y déspotas, sometidos y esposados para ser llevados a las celdas de castigo. La lucha por el poder no admite pausa ni consideración alguna. Ese será el espectáculo en las próximas semanas.


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