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Mancera, ¿con melón o con sandía?

Jesús Sánchez
El Rincón del Chamán
2016-07-25 07:45:00

A pesar de que una de sus más cercanas ex colaboradoras, Alejandra Barrales, es ahora dirigente nacional del PRD, Miguel Ángel Mancera no la tiene tan fácil para convertirse en el candidato presidencial al cobijo de las siglas de ese atribulado partido.

Porque en la lógica de la nueva dirigencia perredista -la tercera en menos de dos años-, las decisiones que tendrá que asumir en las elecciones de 2017 y 2018 pasan por el sedal de eventuales alianzas ya sea con Morena o con el PAN.

Y la señal más clara del pragmatismo con el que se seguirá conduciendo el PRD fue el nombramiento de Guadalupe Acosta naranjo, como representante perredista ante el Instituto Nacional Electoral (INE), cortado por la tijera de Los Chuchos y quien sustituye al histórico Pablo Gómez, quien renunció al cargo después de que las tribus perredistas negociaron llevar a Barrales a la dirigencia.

Acosta Naranjo, cabeza del llamado Grupo de los Galileos, ex dirigente del sol azteca y parte de la estirpe de Los Chuchos, es consecuente.  En las elecciones del 5 de junio destacó su labor proselitista pero a favor de los candidatos panistas Javier Corral y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, actitud que dejó volando a los candidatos del PRD en Chihuahua y Tamaulipas. Eso es pragmatismo puro, ¿o no?

Los jefes de las tribus perredistas se alborotaron con la señal que les envió Andrés Manuel López Obrador, de que está dispuesto a hablar de una alianza entre los partidos de izquierda, ah, pero con la condición de que le tomen distancia al gobierno.

Barrales hizo el acuse de recibo, dijo hablará con todos, incluidos los panistas, pero sin condicionamientos. Fin de la conversación. Del Peje ya no hubo más comentarios.

En cambio, la dirigencia nacional del PAN respiró aliviada porque del brazo con el PRD los panistas obtuvieron 3 de las 7 gubernaturas ganadas en las elecciones del 5 de junio, que no hubiera sido posible sin la disposición de Agustín Basave, “quien pese a las resistencias hizo de esa alianza una cruzada personal”, recuerda Ricardo Anaya con suspiros de por medio.

 

Escenarios borrascosos

 

Para Miguel Ángel Mancera, quien todavía no se registra como militante del PRD, el escenario se ve muy enredado.

Porque contra algunas respetables opiniones de que con Barrales el sol azteca ahora es un PRD recargado (PRD reloaded), la verdad es que el PRD sigue siendo el mismo, integrado por infinidad de tribus, con rupturas a flor de piel y dos o tres que ejercen el control.

El deslinde de Barrales —porque dijo que no llegó para trabajar en la candidatura de Mancera— la pone en un predicamento.

Porque entonces la dirigencia del PRD abrió las opciones de establecer alianzas con Morena y con el PAN, pero con otros candidatos.

Ya se sabe que Mancera tiene un Plan B que incluye el apoyo de organizaciones no partidistas enfocadas a construir una candidatura ciudadana con la eventual participación de partidos. Aquí es donde El Bronco levanta la mano para convertirse en jefe de campaña.  Aunque quién sabe si le alcance.

 

La bolsa de votos

 

Pero échense este trompo a la uña, cualquier candidato presidencial debe reunir al menos 20 millones de votos para ganar la elección.

El asunto es harto complicado. Si bien Mancera obtuvo en 2012 un poco más 3 millones de votos (63.58 por ciento de la votación total capitalina), sucede que a nivel federal el PRD registró 15.8 millones de votos con Andrés Manuel López Obrador como candidato.

Pero como el PRD está dividido y ya no tiene al Peje, lo más seguro es que el partido del sol azteca ande a nivel federal muy por debajo de los 5 millones de votos, menos de un tercio de lo que logró en 2012.

En este escenario, la bolsa de votos de Mancera —como candidato único del PRD—, estaría muy lejos del mínimo de votos requerido para ganar en 2018.

Tampoco el PAN la tiene tan sencilla por eso Ricardo Anaya intenta ir junto con el PRD a la fiesta. Su bolsa de votos es de 12 millones. Le faltan 8 millones.

El problema para Mancera es que si el PRD acepta ir del brazo con el PAN, a lo mejor lo dejan chiflando en la loma porque obviamente querrán empujar como candidato a uno de los prospectos albiazules. El primero en la alista del CEN panista es Ricardo Anaya ¿no?

En el caso de que el PRD aceptara ir de aliado con Morena en 2018, seguramente el candidato sería Andrés Manuel López Obrador.

Y Mancera, bien gracias.


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