Las víctimas fueron los sacerdotes Cristian Iván Castañeda Silva y Juan, quienes viajaban en autos separados.
Dos sacerdotes fueron víctimas de un asalto a mano armada mientras circulaban sobre la autopista México-Querétaro.
Los hechos ocurrieron el pasado 3 de agosto, según informó la Iglesia Católica en el Semanario Desde la Fe.
Las víctimas fueron los sacerdotes Cristian Iván Castañeda Silva y Juan, quienes viajaban en autos separados.
El padre Juan golpeó una piedra tan grande que tuvo que detener la marcha para revisar que su vehículo no estuviera dañado. Detrás de él se estacionó el sacerdote Cristian Iván.
Ambos advirtieron que dos vehículos más se habían detenido por la misma razón, y en cuestión de segundos, un hombre salió de entre la maleza y les ordenó que se tiraran al suelo mientras sacaba un arma de fuego.
Un segundo hombre armado salió y disparó dos veces al aire.
Fue entonces que el sacerdote Cristian Iván corrió hacia su auto mientras que el padre Juan fue sometido en el piso por uno de los sujetos.
“Escuché otro disparo antes de poder acelerar. El primer sujeto intentó entrar a mi coche. Con la pistola rompió el cristal del copiloto, pero logré avanzar con rapidez. Dos rocas grandes, lanzadas por delincuentes, golpearon mi parabrisas. Buscaban detenerme a como diera lugar”, narró.
El cura logró acelerar y marcar al 911 para pedir ayuda, pero en dicho servicio, denunció, le hicieron una serie de preguntas que pareció no sirvieron de nada.
Se detuvo metros adelante para pedir ayuda a los otros automovilistas detenidos e instantes después lo alcanzó el padre Juan, quien dijo que ya lo habían despojado de todas sus pertenencias.
“Todo me dolía, mi costado seguía sangrando, Pero ¡otra vez disparos! Cuatro sujetos armados salieron unos 50 metros atrás para robar a las dos familias que estaban ahí. Tuvimos que huir, pero mi llamada seguía activa. ‘¡Están disparando!’, les dije (al 911). Avanzamos en busca de ayuda.”
Fue en una gasolinera que los sacerdotes se sintieron a salvo y hasta donde llegó una patrulla de la Guardia Nacional, cuyos oficiales no tenían conocimiento del asalto denunciado.
El sacerdote Cristian Iván denunció que la política de “abrazos, no balazos” es de impunidad, injusticia y profunda irracionalidad.
Información: López-Dóriga
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