Hoy, sin embargo, es uno de los principales cultos asentados en el territorio mexicano. En los mercados de brujos y yerbateros la Santa Muerte ocupa el mismo espacio que los santos tradicionales. Hace Más de una década Enriqueta Romero mejor conocida como “Doña Queta”, colocó un altar en la calle Alfarería del barrio de Tepito, actualmente todos llegan para rendirle culto a la Santa Muerte.
Llamada también “La Santa”, “La Comadre”, “La Bonita”, “La Flaca”, “La Señora” o “La Niña”, la “Santa Muerte” es definida como "conjunto de actos que se atribuyen como veneración profunda", dedicados a la muerte como ser divino.
De acuerdo con investigadores de la Universidad de Londres quienes realizaron un estudio descriptivo donde expusieron que la veneración a la “Santa Muerte” inició en los 90's, como un sincretismo religioso del culto que le daban los mexicas en la cultura prehispánica a la muerte, a quien veneraban como dios “desencarnado”.
Según las investigaciones, en aquella época le ofrecían el sacrificio de animales y personas a la muerte para descansar en paz.
Los tiempos han cambiado, pues ahora los fieles a la “Santa Muerte” hacen ofrendas que constan en cigarros, veladoras, puros, entre otras cosas.
La “Santa Muerte” asegura el historiador Pablo González Aparicio, proviene de la diosa Mictecacíhuatl, también conocida como 'La dama de la muerte'; quien era esposa de Mictlantecuhtli el “Señor de la tierra de los muertos”.
Sin embargo, los creyentes dicen que es el único santo que los vivos podemos ver en algún momento: “Dime ¿cuándo has visto a San Judas? ¿Y cuántas veces has visto a La Muerte? Por eso tenemos que quedar bien con ella, para que nos lleve de la manera más tranquila” dice “El Migas” mientras fuma un cigarrillo de marihuana.
Una adoración llena de herejía
La veneración a la muerte está condenada por la iglesia católica, incluso desde antes de que naciera entre la gente, pues aunque empezó a darse en los 90's, el papa Gelasio condenó la actividad del paganismo en el año 492.
Para quienes no están familiarizados, las imágenes incomodan, ya que su imagen representativa es un esqueleto (muchas veces real) vestido con los ropajes de la Virgen María, herejía que le ha valido también la condena de la Iglesia Católica. Los distintos colores simbolizan, cada uno, algún aspecto particular.
La imagen que se venera se viste con una guadaña en la mano, pues se cree que el alma tiene una unión con el cuerpo a través de un hilo de plata, entonces, la muerte corta es hilo con la guadaña y así es como representa su reinado, o también con una calavera para representar a la muerte.
Culto que infunde miedo
El culto adquirió su mala fama debido a que en un principio era propio de criminales, pandilleros, ladrones y prostitutas. En algunas zonas se acompaña de la veneración a Jesús Malverde, denominado el “Santo de los Narcos”.
La prensa reporta regularmente que tras cualquier cateo a los señores de la droga se descubren imágenes de uno de dichos ídolos, o de ambos. Peor fue cuando en enero de 2011 se descubrió que David Romo, sacerdote no oficial y líder de la Iglesia de la Santa Muerte en el país, fue implicado en una banda de secuestradores.
Hoy, sin embargo, es uno de los principales cultos asentados en el territorio mexicano. En los mercados de brujos y yerbateros la Santa Muerte ocupa el mismo espacio que los santos tradicionales. Los analistas dicen que tiene cerca de 4 millones de fieles, principalmente en las cercanías de la frontera entre México y Estados Unidos.
La Niña Blanca venerada en Tepito
Hace Más de una década Enriqueta Romero mejor conocida como “Doña Queta”, colocó un altar al que actualmente todos llegan para rendirle culto a la Santa Muerte. Se encuentra sobre la calle Alfarería en el barrio de Tepito, en la Ciudad de México y cada primero de mes reúne a una fiel multitud a La Niña Blanca.
Hay quienes llegan de rodillas cargando la imagen de la Muerte, a cambio de algún favor, mientras los demás files se acercan para dejarle alguna ofrenda, al tiempo que susurran palabras alentadoras para terminar una manda (el pago de un pedido) que desgarrará la piel de sus rodillas. “Todo se vale, el chiste es que cumplan lo que ofrecen a La Flaca, si no ella se cobra con intereses”, explica Doña Queta.
Mesas o pañuelos fungen como soporte de un altar, imágenes y estatuillas de todos los tamaños, colores y materiales se posan sobre los pavimentos prestos a recibir ofrendas de dulce, una flor, una veladora, cigarros o rosarios.
Otros, limpian las estatuillas con humo de puro o de marihuana, porque la creencia indica que el humo se llevará las maldiciones que el propietario carga. Bañarlas en mezcal quitará las malas energías que las personas le pueden arrojar.
El 1 de noviembre a la medianoche es el momento más importante para los creyentes de la muerte en México —es el momento en que los muertos despertarán para festejar con los vivos—. El rosario, que suena en los altavoces del lugar y es coreado por los fieles, marca el inicio de un día en que la fiesta se dedicada a la ausencia de la vida.
El lugar está lleno de narcomenudistas, ex convictos, ladrones, brujos y diferentes delincuentes, pero también hay familias completas, personas que salen de trabajar, mujeres que piden por la salud de su embarazo, madres que esperan la salida de sus hijos presos. Todos conviven en paz ese día en ese lugar.
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