El informe "Global Carbon Budget" de 2024 incluye datos sobre las tasas de reforestación y el uso de los combustibles fósiles en el mundo.
Las emisiones totales de CO2, que incluyen las fósiles y las derivadas del cambio de uso del suelo, alcanzarán los 41 mil 600 millones de toneladas este año, un nuevo récord que muestra que el mundo aún no ha llegado al pico de contaminación.
El informe "Global Carbon Budget" de 2024 incluye datos sobre las tasas de reforestación y el uso de los combustibles fósiles en el mundo, y cuantifica las emisiones de CO2 y la capacidad de los sumideros naturales (plantas y océanos) para capturarlas, lo que da una idea global de la situación del ciclo del carbono.
Las cifras, recopiladas por 119 científicos de 86 organizaciones de 19 países del mundo, se publicaron en la revista Earth System Science Data, coincidiendo con el inicio de la Cumbre del Clima de Bakú (COP29), que se celebra marcada por el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
El director ejecutivo del Global Carbon Project e investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia), Pep Canadell, explicó que pese al avance de las energías limpias, el crecimiento del gas natural y del petróleo han vuelto a impulsar las emisiones de CO2 de origen fósil que llegarán a los 37 mil 400 millones de toneladas este año, el 0.8% más que en 2023.
En la última década estas emisiones no han dejado de aumentar.
En paralelo, las emisiones mundiales de CO2 derivadas del cambio de uso de suelo siguen siendo muy elevadas: se calcula que a final de este año alcancen los 4 mil 200 millones de toneladas (el 60% emitidas solo por Brasil, Indonesia y la República Democrática del Congo), aunque en los últimos años estas emisiones se han reducido cerca del 20% gracias a la reforestación.
En total, en 2024 se enviarán 41 mil 600 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera (frente a los 40 mil 600 millones de toneladas del año pasado), una cifra que aunque lleva una década estancada y refleja los avances en la lucha contra el cambio climático, es insuficiente para frenarlo.
A final de año, la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzará las 422.5 partes por millón, un 52% por encima de los niveles preindustriales, un nivel cada vez más peligroso.
Si las emisiones siguen a este ritmo, existe un 50% de posibilidades de que la temperatura media mundial rebase el límite de 1.5 grados Celsius en seis años, lo que significa que el tiempo que queda para evitar un nuevo escenario con los peores impactos del cambio climático casi se ha agotado.
En este contexto, el papel de los sumideros naturales (bosques y océanos) que absorben casi la mitad del CO2 emitido a la atmósfera, es crucial.
El año pasado, el fenómeno El Niño, los incendios en Canadá y Brasil y la sequía en la Amazonía redujeron la capacidad de almacenamiento de los sumideros un 40% en 2023 respecto a 2022, y un 28% sobre la media de toda la década pero se espera que en 2024 la capacidad se recupere.
Los datos preliminares muestran que las emisiones fósiles volverán a crecer en 2024 impulsadas por el creciente uso del gas natural (2.4%) y el petróleo, que incrementará el 0.9% impulsado por la aviación internacional que aún no ha recuperado sus niveles previos a la pandemia.
El petróleo aporta un tercio de las emisiones mundiales y el gas el 21%.
El carbón, que supone el 41% de las emisiones mundiales, crecerá de forma marginal (0.2%) y el cemento (4% de las emisiones) se reducirá incluso en países como China y la India.
Información: Latinus
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