Los casos más significativos son: Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, el fallido tren bala México-Querétaro, Biblioteca Vasconcelos, Estela de Luz, Túnel Emisor Oriente, nueva sede del Senado de la República, el puente Baluarte, sin tomar en cuenta hospitales, carreteras, vialidades primarias o escuelas incompletas en todo el país.
La opacidad, la corrupción, conflicto de intereses, mala planeación y la ambición desmedida de algunas empresas frenan obras de infraestructura faraónicas, de primer mundo, de relumbrón, que implican un daño considerable a las finanzas de los gobiernos federal, estatales y municipales.
Cada sexenio, al menos en los últimos tres (Vicente Fox, Felipe Calderón y lo que va de Enrique Peña) se presentaron proyectos que implican grandes inversiones, pero que son elefantes blancos, pues existen tres factores principales que logran “tirarlas”, en especial por intereses políticos, sobrevaloración de la construcción a comparación de su necesidad y razones fortuitas donde se incluye inseguridad y violencia.
Los casos más significativos son: Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, el fallido tren bala México-Querétaro, Biblioteca Vasconcelos, Estela de Luz, Túnel Emisor Oriente, nueva sede del Senado de la República, el puente Baluarte, sin tomar en cuenta hospitales, carreteras, vialidades primarias o escuelas incompletas en todo el país.
“Esos casos que no se pueden prever, son inevitables. La impericia de ingenieros y arquitectos es otra razón (para generar elefantes blancos), pero la más grave es el interés político de demostrarse a través de las obras de infraestructura y edificación”, explicó el profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Esteban Figueroa.
El tren de alta velocidad CDMX-Querétaro deja dudas
Cabe recordar que se canceló la licitación del proyecto para construir un tren de alta velocidad que conectaría a la capital del país con Querétaro. La edificación requería 3 mil 750 millones de dólares de inversión, la cual beneficiaría la conectividad y la generación de 20 mil empleos directos.
Dicho proyecto se asignó inicialmente a un consorcio de la empresa China Railway Construction, pero al ser el único competidor participante en la licitación, el gobierno decidió revocar la asignación para evitar cuestionamientos sobre posibles conflictos de interés.
El proceso de licitación se repetiría, pero el proyecto fue cancelado como consecuencia de un recorte de 124 mil millones de pesos al gasto público.
Ahora, China Railway planea pedir una compensación por la decisión del gobierno de México de abortar el proyecto del tren bala, pues ya había incurrido en costos por evaluaciones técnicas, lo cual generaría pérdidas sin ser construido.
Otros casos de elefantes blancos en la capital
La Línea 12 del Metro que va de Mixcoac a Tláhuac se construyó durante la administración de Marcelo Ebrard Casaubón con el apoyo económico federal del entonces presidente de México, Felipe Calderón.
Dicha obra se presupuestó en 17 mil 500 millones de pesos, pero al final costó al erario 24 mil 500 millones de pesos, de los cuales 13 mil millones provinieron de inversión estatal.
Un elefante blanco más es la nueva sede del Senado de la República, la cual costó 2 mil 563 millones de pesos cuando el presupuesto inicial era de mil 699 millones, es decir casi 50 por ciento más de lo previamente estimado.
En el sexenio de Fox se edificó otro paquidermo blanco como la Biblioteca Vasconcelos, cuya inversión inicial era de 954 millones de pesos, pero al final se desembolsaron 2 mil millones de pesos. La obra presentaba filtraciones de agua, un jardín botánico que se había planeado y nunca se construyó, además de que los servicios básicos tenían muchos problemas.
La llamada “Estela de Luz”, o para muchos el monumento a la “opacidad y la corrupción”, mandada a construir por el entonces presidente panista Felipe Calderón Hinojosa, tuvo una inversión que rebasó en 163 por ciento el costo inicial, al pasar de 393 millones de pesos a mil 63 millones.
En tanto, el Segundo Piso del Periférico que se ha convertido en un estacionamiento elevado con doble costo para los capitalinos, la constructora OHL y los gobiernos del Distrito Federal y del Estado de México lo promovieron como la solución al conflicto vial de las mañanas y tarde-noche a tal grado que se esperaba replicar este modelo en Circuito Interior, Viaducto y otras vialidades primarias.
El costo oscila desde los 3 mil 190 millones de pesos y hasta los 8 mil 600 millones, sin contar la parte que se construyó durante el gobierno de Andrés Manuel López, quien pagó 5 mil 680 millones de pesos a la constructora Quart.
Se suma el Centro de Transferencia Modal (Cetram) de Buenavista, donde fueron invertidos cerca de 25 millones de pesos en las obras de construcción, sin embargo está cerrado sin una razón aparentemente válida.
De igual manera, el Viaducto Bicentenario requirió una inversión mayor a los 23 mil millones de pesos, el cual ya presenta fragmentos incompletos como pilares que sostienen nada y carriles que si no es por la valla perimetral conducirían a un precipicio.
Mientras que el Puente Baluarte, el cual había sido calculado inicialmente en 2007 con una inversión de mil 113 millones de pesos, al final se invirtieron 2 mil 99 millones de pesos.
El Túnel Emisor Oriente fue inaugurado un día antes de finalizar la gestión del presidente Calderón; se invirtieron 22 mil millones de pesos y no fue concluido. Algo similar ocurrió con la presa de “El Realito” en los límites de Guanajuato y San Luis Potosí, donde se cortó el listón para el vaso de la obra, pero se dejó pendiente el acueducto.
Sin embargo, dijo Esteban Figueroa, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en el ámbito federal existe un “candado” para evitar la generación de este tipo de obras y es por medio de la Unidad de Inversión de la Secretaría de Hacienda.
La falta de regulación legal permite que los elefantes blancos puedan darse con más facilidad en el territorio nacional, en ellos puede visualizarse cómo existe corrupción en el sector público.
Urge frenar el despilfarro de dinero en obras chafas
En enero de 2016, el Congreso de la Unión pidió a la Secretaría de la Función Pública investigar las obras adjudicadas por el gobierno federal a Grupo Tradeco por 20 mil millones de pesos en el periodo 2003-2012 (sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón), por supuestas irregularidades, opacidad y corrupción.
La nueva Ley de Obras Públicas, la cual tiene por objeto reglamentar la aplicación del artículo 134 de la Constitución en materia de contrataciones, podría aliviar un poco este problema: “Se tiene que transparentar de forma eficiente y encontrar un punto medio”, subrayó Viridiana Ríos.
Ante dichas anomalías y falta de voluntad política para resolver el tema del dinero despilfarrado en obras chafas, el senador del Partido Acción Nacional (PAN), José María Martínez, planteó hace meses adicionar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, a fin de garantizar que obras realizadas por gobiernos estatales y municipales no se construyan a medias por calenturas políticas.
La intención es evitar la construcción de los llamados elefantes blancos y el despilfarro de recursos públicos, mismos que se pierden cuando las obras no son concluidas.
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