En Alemania encuentran en perfecto funcionamiento objeto de más de 42 mil años

En la región de la sierra del Jura de Suabia, al sur de Alemania, un descubrimiento arqueológico ha revolucionado nuestra comprensión del origen de la música y el arte en Europa.

En la cueva de Geißenklösterle, un equipo internacional de científicos ha identificado flautas prehistóricas fabricadas con huesos de aves y colmillos de mamut, cuya antigüedad se estima entre 42 mil y 43 mil años.

Se trata de los instrumentos musicales más antiguos conocidos hasta la fecha.

Este importante hallazgo, investigado por expertos de las universidades de Tübingen (Alemania) y Oxford (Reino Unido), fue publicado en la revista Journal of Human Evolution.

¿Por qué es tam importante el hallazgo de estos instrumentos musicales en Alemania?

Aunque las flautas ya se habían descubierto hace años, nuevas técnicas de datación mediante radiocarbono, particularmente el uso de ultrafiltración para eliminar contaminantes del colágeno óseo, permitieron establecer con mayor precisión su antigüedad.

Los resultados obtenidos adelantan en varios milenios el calendario cultural previamente aceptado sobre la llegada del arte simbólico al continente.

Hasta ahora, se creía que la cultura Auriñaciense, la primera asociada con los humanos anatómicamente modernos en Europa, emergió tras el evento climático H4, una fase extremadamente fría del último periodo glacial ocurrida hace unos 40 mil años.

Las innovaciones culturales, como la música, el arte figurativo y los adornos personales, se vinculaban con el inicio de un clima más cálido y favorable.

Sin embargo, las dataciones de Geißenklösterle demuestran que estas expresiones simbólicas ya existían antes de esa etapa glacial.

Esto significa que los primeros Homo sapiens llegaron a Europa central en un momento en que el ecosistema aún permitía la presencia de neandertales.

En este sentido, el valle del Alto Danubio no solo fue un punto temprano de asentamiento humano moderno, sino también una zona de posible solapamiento temporal entre las dos especies.

Curiosamente, no se ha encontrado evidencia directa de interacción cultural entre neandertales y sapiens en esta región, lo que sugiere que, si coexistieron, sus mundos simbólicos eran muy distintos o apenas interactuaron.

Una zona con alto impacto en los descubrimientos prehistóricos

Además de las flautas, la región del Jura de Suabia alberga otros yacimientos excepcionales como Hohle Fels, Vogelherd y Hohlenstein-Stadel.

Estos sitios han revelado artefactos culturales de gran valor simbólico, incluidos adornos personales, herramientas sofisticadas y esculturas en marfil de mamut que representan animales y figuras humanas.

Entre estas destaca el "Hombre León", una figura híbrida de humano y felino tallada hace más de 40 mil años, considerada una de las primeras representaciones míticas de la humanidad.

Este conjunto de hallazgos respalda la hipótesis de la Kulturpumpe, según la cual el Jura de Suabia fue un epicentro de innovación simbólica durante el Paleolítico.

Según esta teoría, desde esta región del sur de Alemania se habrían propagado las primeras formas de arte y música hacia otras partes de Europa.

Las nuevas dataciones no solo validan esta idea, sino que sitúan a Alemania como uno de los principales centros culturales del continente en el inicio del Auriñaciense, por delante de regiones tradicionalmente consideradas pioneras como Francia, Italia o Reino Unido.

Durante las excavaciones de 2008 en las cuevas de Hohle Fels y Vogelherd, los arqueólogos también encontraron fragmentos de flautas, incluyendo una de hueso casi completa.

Estos instrumentos confirman que la música formaba parte de la vida cotidiana y ritual de los primeros Homo sapiens en Europa.

Talladas con precisión para producir notas musicales, estas flautas reflejan no solo habilidades técnicas, sino también una vida simbólica rica y sofisticada.

Los investigadores destacan el papel del valle del Danubio como corredor migratorio que permitió el avance de los humanos modernos desde el Mediterráneo oriental hacia el centro de Europa.

Este camino natural facilitó no solo la dispersión de grupos humanos, sino también el intercambio de ideas, tecnologías y formas de expresión cultural.

Información: Excélsior