Las encuestas marcan que 70 por ciento de los capitalinos lo desaprueban, una diferencia abismal a comparación del triunfo que tuvo cuando ganó la jefatura de gobierno con más de 60 por ciento de los votos.
Tras cuatro años al frente del gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera mantiene un alto nivel de desaprobación, consecuencia de errores puntuales que han marcado su gestión.
Aunque aún no se decide sobre si irá o no por la silla presidencial, las encuestas no lo favorecen. A julio de 2016, Mancera solo tenía 17 por ciento de aprobación, mientras que 70 por ciento lo reprobaba y a 13 por ciento le daba igual.
El 13 de diciembre de 2013, un año después de haber tomado protesta, la administración capitalina vivió su primera gran crisis con el incremento de 3 a 5 pesos en la tarifa del Metro.
De acuerdo con el entonces director del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, Joel Ortega, dicho aumento era sustentado por la aprobación de 55.7 por ciento de los pasajeros. De tal manera, se comprometió a utilizar los recursos extras en mejorar el servicio, eliminar el ambulantaje, así como la rehabilitación y modernización de los trenes
Sin embargo, este supuesto aval no se hizo notar ni en redes sociales ni en los accesos de varias de las estaciones, pues a manera de protesta a través de la campaña #PosMeSalto, miles de usuarios no pagaron su boleto de entrada, al burlar por varios días los torniquetes de entrada en evidente desaprobación al incremento de tarifa.
Ante el descontento social, Mancera señaló en su momento que respetaría las protestas por el incremento del Metro y los manifestantes no serían detenidos, pero días después mandó una iniciativa a la Asamblea Legislativa para sancionar a quienes no acataran las nuevas medidas. Dicha decisión fue tomada por varios activistas como una incapacidad del mandatario capitalino para solucionar los problemas de fondo y su tendencia autoritaria para dirigir. Meses más tarde, la línea 12 del Metro fue cerrada parcialmente.
Represión de protestas sociales
El descontento nacional por la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa, Guerrero así como los diferentes plantones en su mayoría encabezados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), han demostrado la poca tolerancia a la protesta social del jefe de Gobierno al abusar del uso de personal de granaderos para disolver e impedir el paso de los mítines al Zócalo.
En repetidas ocasiones la Comisión Nacional de los Derechos Humanos capitalino (CNDHDF) ha emitido diferentes recomendaciones por el uso excesivo de la fuerza pública, así como la retención ilegal de los manifestantes que ocupan las calles de la ciudad.
El reclamo ante dicha pérdida de libertades sociales ha llegado hasta la cara del mandatario, cuando durante un encuentro con estudiantes fue interrumpido en su discurso por los constantes actos de represión que se viven en la ciudad: “Las voces de la juventud en resistencia no se escuchan porque nos ponen policías, cuerpos de granaderos para impedir el paso. Señor Mancera esa no es una democracia eso es un Estado fascista” increpó el joven Emiliano Morales durante el evento.
El nuevo reglamento de Tránsito, otro tropiezo
Con la finalidad de disminuir los índices de contaminación en la capital, así como para bajar el número de accidentes automovilísticos, el 15 de diciembre de 2015 fue puesto en marcha el nuevo reglamento de tránsito de la Ciudad de México, el cual llegó inmerso en críticas, sobre todo por el aumento en las multas, la implementación de las Fotomultas y por el “Hoy No Circula Sabatino”.
La inconformidad de investigadores, políticos, catedráticos y sociedad en general, se incrementaba con el paso del tiempo, pues a pesar de las duras medidas, la mala calidad de aire en el ambiente persistía, sumado a ello la poca claridad en los recursos que se recaudaban por la excesiva implementación de multas.
Pese a los argumentos en defensa del reglamento y la justificación de salvar vidas, el impacto mediático y el evidente fracaso del programa “Hoy no circula” provocó que Mancera reculara y suavizara las sanciones y restricciones a los automovilistas.
Falta de tacto en Desarrollo Urbano y Medio Ambiente
La privatización de espacios públicos y de proyectos poco claros como el Corredor Cultural Chapultepec o el Deprimido Mixcoac, ha provocado el descontento de vecinos por la nula inclusión que han tenido en la toma de decisiones.
Por un lado, el proyecto del Deprimido Mixcoac, ha sido blanco de críticas y protestas por la arbitrariedad que ha tenido la administración en la ejecución de las obras, donde incluso la Secretaría de Gobierno capitalino, Patricia Mercado, aseguró en una reunión con vecinos inconformes que el proyecto “va porque va”.
De acuerdo con los afectados, la obra no solo representa un peligro para la zona en términos de diseño, sino que también es un ecocidio por la gran cantidad de árboles que serán derribados.
Luego de meses de protestas y con el “sello de la casa” y el uso de fuerza pública, comenzaron con las obras.
Mientras que el caso del Corredor Cultural Chapultepec fue financiado a través de la explotación de espacios comerciales durante los próximos 40 años. La polémica se desató por la escasa información que se les dio a los vecinos de las colonias aledañas y por el hecho de privatizar un área que le pertenece a los capitalinos.
La Agencia de Promoción de Inversiones y Desarrollo para la Ciudad de México (ProCDMX) fue la encargada de llevar a cabo las licitaciones en lo oscurito, sin embargo una filtración del proyecto en general motivó que muchos residentes de la zona solicitaran la realización de una consulta que a la postre echaría para atrás todo el trabajo.
El corredor Chapultepec no solo implicó un nuevo fracaso en la administración de Mancera, sino que exhibió su manera de realizar obras públicas sin el consentimiento de los vecinos; además representó un costo económico para la ciudad al tener que cancelar el contrato que ya existía con los particulares encargados de realizar el proyecto.
Verificentros, una guerra entre mancera y Profepa
El tema de los verificentros y la muerte de muchas especies en corto tiempo en el zoológico de Chapultepec enfrentaron al gobierno de la Ciudad de México y la Procuraduría Federal de la Protección al Ambiente (Profepa).
El 7 de julio, la mayoría de los verificentros tuvieron que cerrar sus puertas al público para evitar las clausuras de la Profepa por la confusión. De tal manera solo 4 de los 67 verificentros en la capital operaban.
El jefe de gobierno junto con la secretaria del Medio Ambiente, Tanya Müller, señalaron que la confusión la originaron las autoridades federales y los inspectores de la procuraduría. Müller agregó que las clausuras eran injustas porque los establecimientos cumplían con la normatividad vigente y acusó que la Profepa no probó los dinamómetros, sino que pidió un certificado de las pesas.
Mancera cuestionó la “actitud política” de la procuraduría en el cierre de los verificentros y pidió a la instancia probar que se incumplen las normas ambientales.
Tras señalar que la Ciudad de México está lista para recibir las supervisiones del personal de Profepa, reiteró: “Y una vez más le hacemos el llamado al gobierno de la República, que luego se enojan y nos amenazan con que nos van a mandar a Profepa, que la manden, que nos la manden, ahí vamos a estar pendientes de su llegada”.
Nueva Constitución, la gran apuesta de Mancera
La gran apuesta de Miguel Ángel Mancera como jefe de Gobierno ha sido la Constitución de la Ciudad de México, un documento que al día de hoy se discute por el Congreso Constituyente, el cual fue votado en 2015.
La idea detrás de la Constitución era dotar a los habitantes de la ciudad de derechos que no tenían los demás estados, para asegurar que este fuera un territorio “de vanguardia”, en palabras del propio Mancera. Sin embargo, poco ha hecho por eso, a juzgar por el proyecto que se discute.
También hay cosas buenas
No todo en la diligencia de Miguel Ángel Mancera ha sido malo, ya que se destaca la implementación de diferentes programas sociales, según estadísticas del gobierno capitalino a dos años de “El Medico en Tu Casa” logró llegar a 2 millones 242 mil hogares, además de cruzar las fronteras de la ciudad y llegar a otros estados como Michoacán, Chihuahua, Zacatecas, Sinaloa, Tlaxcala, Chiapas, Durango, Tabasco y Nuevo León.
El gobierno de la Ciudad de México distingue la construcción de una clínica para tratar el VIH–SIDA. Además de la edificación del Hospital de las Emociones y la clínica para el autismo, esta última un parteaguas para tratar esta condición la cual no tiene la difusión y el tratamiento necesario para la cantidad de personas que viven con ella.
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