En la Ciudad de México, desde 2008 está vigente la Ley de Voluntad Anticipada, mediante la cual un enfermo terminal o su familia pueden manifestar mediante un documento su negativa a que el paciente se someta a tratamientos médicos para extender su vida, cuando ello no sea posible de manera natural.
México podría convertirse en el séptimo país en el mundo que permita la eutanasia. En la CDMX, desde 2008 está vigente la Ley de Voluntad Anticipada, mediante la cual un enfermo terminal o su familia pueden manifestar mediante un documento su negativa a que el paciente se someta a tratamientos médicos para extender su vida, cuando ello no sea posible de manera natural.
A nivel federal, la Ley General de Salud contempla el derecho de los enfermos terminales para solicitar la suspensión voluntaria del tratamiento curativo que busque contrarrestar su padecimiento, y con ello acceder únicamente a cuidados paliativos.
El pleno de la Asamblea Constituyente aprobó incluir en la Constitución de la Ciudad de México “el derecho a tener una muerte digna” o eutanasia.
La propuesta fue hecha por el diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Ortega, la cual se aprobó con 56 votos a favor, 27 en contra y una abstención.
Dicha sugerencia se refería a una modificación al artículo 11 en el inciso primero, que a la letra establecía el dictamen que “toda persona tiene derecho a la autodeterminación y al libre desarrollo de su personalidad”.
“Este derecho humano fundamental deberá posibilitar que todas las personas puedan ejercer plenamente sus capacidades para vivir con dignidad. La vida digna contiene implícitamente el derecho a una muerte digna”, agregó el perredista.
Opiniones divididas
Los diputados que estuvieron en contra fueron: Yolanda de la Torre y Lisbeth Hernández, del Partido Revolucionario Institucional (PRI); Cecilia Romero y Gonzalo Altamirano Dimas, del Partido Acción Nacional (PAN); Alejandro Bustos, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y Hugo Eric Flores, del Partido Encuentro Social (PES), quienes criticaron que en el órgano legislativo se aprobara el derecho a morir, pero no el derecho a la vida.
La diputada Beatriz Pagés Llergo, representante del presidente Enrique Peña Nieto, se registró para hablar en contra de dicha propuesta.
“Ese vanguardismo podría degenerar en anarquía y retroceso si la libertad no está jurídica e institucionalmente garantizada y si la ciudadanía no tiene un concepto ético de esta libertad”.
A favor de incluir este derecho habló el legislador Jaime Cárdenas, de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), quien sostuvo que no hay que tener miedo de hablar de la eutanasia.
El perredista Isidro Cisneros Ramírez sostuvo que la muerte asistida es una alternativa frente a la imposibilidad de enfrentarse al sufrimiento.
“Seamos una ciudad con miras al futuro, garantizando constitucionalmente el derecho a la muerte digna; seamos la entidad federativa número uno del país por la garantía de los derechos y no solamente el estado 32”, dijo Cisneros.
Opinión pública
La primera encuesta sobre muerte digna, en octubre de 2016, reveló que 63 por ciento de los adultos consideran que una persona en fase terminal o con una enfermedad dolorosa, debería decidir si desea morir, 58 por ciento pediría a un médico ayuda para adelantar su muerte, mientras que 56.4 por ciento aceptaría que el especialista proporcione al paciente medicamentos para que los ingiera por sí mismo.
En cuanto a la postura de la religión, la cristiana y la judía son las principales en oponerse, ya que “Dios y solo Él es el único para quitar y dar la vida”.
Sin embargo, el sondeo realizada por la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad, 7 de cada 10 católicos se mostraron a favor de terminar con la vida en estas condiciones.
En el caso de los médicos, la opinión está dividida, ya que la mitad se dijo a favor, para disminuir la agonía de los pacientes, mientras que el otro 50 por ciento está en contra, principalmente por cuestión de conciencia o valores.
Solo Dios “da y quita la vida”: Iglesia
“La vida es un don de Dios y solo Él tiene poder para darla y quitarla, nadie más”, argumentó la Iglesia Católica en su defensa en contra de la eutanasia, recién aprobada en el Constituyente de la Ciudad de México, la cual, afirmó, se ha convertido a lo largo de los últimos años en “una ciudad asesina”.
La posición de la jerarquía católica en la capital y el resto del país se mantiene inamovible sobre el derecho a la vida, tal como lo hizo con el aborto aprobado por la izquierda de la CDMX desde 2007, y ahora lo vuelve a hacer con el tema de la “muerte digna” discutido y avalado por los constituyentes, el pasado 4 de enero.
La Iglesia recordó que la Sagrada Escritura señala que “Dios da y quita la vida. Bajo esta idea, toda persona, institución o gobierno deben hacer todo lo posible para ayudar a conservar la vida propia y la de los demás”.
“No es posible que ninguna persona, institución o gobierno considere que tiene derecho a quitar la vida de otra ¿Qué sería de la humanidad si alguien se atreviera a decir quién debe vivir y quién no?”, cuestionó recientemente a través de la Arquidiócesis de México.
En la actualidad “se considera que la persona ha muerto cuando se le declara muerte cerebral. Cuando esto ocurre, aunque los órganos del cuerpo se conserven funcionando, se considera que ha fallecido. En estos casos -recomendó- resulta apropiada la donación de órganos para ayudar a que otros continúen viviendo”.
Sin embargo, la grey católica advirtió “mientras el cerebro siga funcionando se considera que la persona se mantiene viva aunque haya perdido motricidad (movimiento), sensibilidad, conciencia (aparentemente), y capacidad de comunicación.
“La Iglesia pide que se hagan todos los esfuerzos posibles para ayudar a que la persona se mantenga con vida”, indicó.
Una vez que se aprobó la “muerte digna” en la Carta Magna de la Ciudad de México, la Iglesia lanzó sus críticas en contra del proyecto, al calificarlo de “bodrio”, ya que enfatizó, resulta más desconcertante que una constitución privilegie falsos derechos a animales e ignore al embrión humano como persona.
“Eso, lejos de hacer de ésta una Constitución “de avanzada”, demuestra el populismo desmesurado y esquizofrénico de los liberales de izquierda, dando un paso adelante y dos hacia atrás”, arremetió a través del semanario Desde la Fe, cuyo artículo tituló Ciudad vegana.
Añadió que la famosa carta de los derechos de la capital tiene más lagunas que justos reconocimientos de los derechos fundamentales de acuerdo con lo establecido en la Constitución y tratados internacionales.
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