922 mexiquenses ya firmado su Acta de Voluntad Anticipada

La eutanasia, sin entrar a valorar los distintos puntos de vista, se puede definir como la actuación cuyo objeto es ayudar a morir a una persona, a petición expresa y reiterada de esta para evitarle sufrimientos al padecer una patología incurable y al considerar que su vida carece de la calidad mínima para que merezca el apelativo de digna.

No hay que confundir la eutanasia activa y la pasiva. La pasiva hace referencia únicamente a la defunción natural y se produce cuando se suspende el uso de los instrumentos de apoyo de vida o el suministro de medicamentos para que se produzca una muerte que no contraría en nada la ley natural, mientras que la activa alude al fallecimiento que se ocasiona de manera directa para poner fin a la agonía del paciente.

El Estado de México no ha tenido problemas internos por dicho tema, ya que aunque tiene un Congreso local, el cual tiene la capacidad de presentar iniciativas y reformas, se rige por las leyes federales y lo que el ejecutivo disponga.

Incluso, cuando en 2008 el Senado de la República aprobó una reforma de ley que permite que los enfermos terminales soliciten de manera legal la eutanasia pasiva.

Fue hasta 2013 cuando se presentó la Ley de Voluntad Anticipada y entró en vigor en ese mismo año.

Dicha norma indica que se tiene que entregar un documento legal en el cual una persona manifiesta de manera consciente la decisión sobre la forma que quiere ser tratada médicamente al llegar a una etapa de enfermedad terminal.

Mexiquenses se inscriben a la Voluntad Anticipada

Para hacer valer su derecho a planificar los tratamientos y cuidados de la salud que desea recibir al ser diagnosticado con una enfermedad incurable, irreversible y terminal, 922 mexiquenses han firmado su Acta de Voluntad Anticipada.

El Hospital General Vicente Villada de Cuautitlán encabeza la lista de nosocomios con el mayor número de personas que han optado por la opción de "buen morir”.

Miguel Ángel Ordóñez Rayón, coordinador de Voluntad Anticipada del estado, mencionó que la persona establece mediante dicho documento la negativa a someterse a medios, tratamientos y/o procedimientos médicos que pretendan prolongar su vida, al proteger en todo momento la dignidad de la persona, cuando por razones médicas, fortuitas o de fuerza mayor sea imposible mantener su vida de manera natural.

Este documento puede ser realizado desde que la persona es mayor de edad, con la opción de tener modificaciones e incluso anularse.

“La Voluntad Anticipada no promueve la eutanasia ni debe ser relacionada o entendida como tal, debido a que este documento es aplicado solo en enfermedades terminales, aquel que presenta un diagnóstico de enfermedad avanzada, irreversible, incurable, progresiva y/o degenerativa”.

Según Ordóñez Rayón, la Voluntad Anticipada no permite que en ningún momento el personal de salud suministre medicamentos o tratamientos médicos que provoquen de manera intencional el deceso del enfermo en etapa terminal. 

“Es “el justo medio” entre la eutanasia, -figura inexistente en las leyes-, y la obstinación terapéutica, que se refiere a la insistencia de seguir con procedimientos que ya no beneficiarán al paciente”, señaló.

La Iglesia se opone; no cambia postura

El obispo Francisco Javier Chavolla Ramos, advirtió que la eutanasia puede convertirse en un “disfraz para practicar un suicidio asistido”, debido a que la sociedad va en busca de cómo deshacerse de los viejos, anunció que la diócesis de Toluca rechazó determinantemente ese tipo de prácticas que atentan contra la vida.

El pastor reiteró la postura de la iglesia Católica en el sentido de defender la vida desde su concepción hasta su muerte y el rechazo de la fe cristiana a cualquier práctica que promueve la llamada “cultura de la muerte”.

Por ello, consideró importante que se instruya bien no solo a los creyentes, sino a los ciudadanos en general, sobre los valores y el respeto a la vida hasta que Dios lo determine y no el hombre al basarse en falsos criterios.

Sostuvo que en la actualidad, en ocasiones se ve al anciano o al enfermo como un cargo tanto para la familia como para el estado, no se dan cuenta que el tener vida es un privilegio y tener un anciano es una riqueza.

“Es necesario retomar los valores, el del anciano, la dignidad y el respeto, la Iglesia va a en contra de todo lo que atenta contra ello, porque defiende la vida, desde su concepción hasta el final, la vida no depende del hombre, depende de Dios”.

Subrayó la necesidad de que a la gente le quede claro que todo mundo tiene derecho a la vida, nadie está llamado a poner los medios más allá de lo que es la voluntad divina.

Incluso, dijo que hay gente que aun cuando ya la habían declarado con nulas posibilidades de vida, se recupera y vive para contarlo.

“Hay gente que nos ha dado un ejemplo tremendo, los han declarado muertos, nos han dado un testimonio de lucha y vida, hemos dialogado con mucha gente, jóvenes que están con este problema, a través de la enfermedad, han encontrado a Dios”.