El costo del desprestigio que ha pagado el gobierno mexicano por no investigar la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, es menor al precio que tendría que pagar si se conoce la verdad de los hechos, aseguró el rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, David Fernández Dávalos.
“El asunto es que se está protegiendo a alguien más importante que el Presidente de la República, más importante que el gobierno de turno que estuvo involucrado en los hechos de Ayotzinapa; es decir, se está protegiendo a una persona, a una institución o a un colectivo".
“Y por eso están dispuestos a pagar el precio que han pagado en este momento, internacional y nacional de desprestigio, porque lo que está en juego es bastante más importante”, sostuvo el rector, en el marco de la presentación del libro “El Tiempo de Ayotzinapa”, escrito por Carlos Beristaín.
Ayotzinapa, abundó, es un caso paradigmático porque permite comprender lo que ha pasado y ocurre en el país. Empero, “no es porque sea más importante que otras desapariciones, sino que aquí tenemos la posibilidad de mirar quiénes son los agentes del Estado que en ellas han participado”.
“Los 43 no son más importantes que otros desaparecidos del país. Son un caso relevante, son un caso transparente; porque con la investigación de este caso podremos saber qué están haciendo el crimen organizado y el Estado mexicano”, agregó.
Como componentes de este paradigma mencionó que hay una alianza en la que colaboran una parte del Estado y la delincuencia organizada. “No se realiza una investigación sobre ese crimen cometido por agentes del Estado y criminales organizados.
“No investigar quiere decir que, o se desvía la investigación o se fabrican culpables, se exculpabiliza a los agentes del Estado y se recarga solo sobre los criminales”, enfatizó, tras declarar que por lo tanto no hay impartición de justicia, y entonces viene la impunidad.
Sobre el libro, el rector David Fernández lo calificó como un texto revelador, lúcido y brutal escrito por un testigo presencial, Carlos Beristaín, ex integrante del Grupo Interinstitucional de Expertos Internacionales (GIEI).
Cuando se va leyendo, dijo, uno se da cuenta, entre otras cosas, que la desaparición es una forma de ocultar pruebas; es un recurso que usan las instituciones represivas del Estado o de seguridad del Estado.
Los restos calcinados que presentó la Procuraduría General de la República (PGR), señaló, se parecen más a los de un horno crematorio que a los de una fogata a cielo abierto, y los 45 casquillos de bala que encontró apilados en el basurero de Cocula los halló hasta 15 días después de los primeros peritajes, en los que participaron 60 personas.
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