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Foto: Megalópolis

Hoy celebra Apizaco el 151 de aniversario de su fundación

Pedro Morales 2017-03-01 - 10:25:13

El fragor de los talleres de Apizaco se ha silenciado, eran los mejores del país, poco a poco sus fraguas y casa redonda han enmudecido, de ese emporio ferrocarrilero queda solamente el recuerdo que añoran los viejos ferrocarrileros.

Atesoran con orgullo esa herencia de la puntualidad inglesa, de esos overoles de mezclilla almidonados, de esa gorra con rayitas azul y blanca que los distinguía, de esa leontina con su reloj reglamentario.

Eran otros tiempos. Apizaco surge como un campamento ferrocarrilero en la década de 1860.

Se ha discutido mucho acerca de la fecha exacta de la fundación, aunque se ha tomado oficialmente como el 1 de marzo de 1866, cuando William Lloyd, ingeniero en jefe de la construcción del ferrocarril entrega un informe al Ministro de Fomento.

Daba cuenta sobre el adelanto de las obras del ferrocarril, este campamento no pretendía ser permanente, por lo que nunca se solicitó el acta de la fundación de la ciudad.

El territorio donde se fundó Apizaco pertenecía originalmente a la hacienda de San Diego Apatlahuaya, del municipio de Santa Cruz Tlaxcala.

Era propiedad de Eustaquio Barrón, quien junto con su yerno Antonio Escandón, y Manuel Escandón obtuvieron la concesión para construir el ferrocarril en Tlaxcala el 19 de agosto de 1856.

El historiador Niceto de Zamacois relata que el 8 de septiembre de 1867 ya corrían trenes en el tramo Apizaco a Perote, y el 1 de junio de 1869 se inauguró el tramo Apizaco Santa Ana Chiautempan.

Aunque la discusión sobre la fecha de la fundación no ha cesado, la mayoría de los apizaquences consideran como fecha fundacional de Apizaco el primero de marzo de 1866.

Guillermo Lloyd escribió su informe al Ministro de Fomento sobre los adelantos de la construcción del ferrocarril de México a Veracruz, donde menciona la división del camino de hierro en secciones.

Durante la Revolución mexicana, un hecho histórico se dio en Apizaco, el 8 de mayo de 1920 un convoy de civiles y militares conocido en la historia como "El tren de la legalidad" se detuvo en Apizaco, descendiendo el Presidente Venustiano Carranza.

Junto con varios generales pasó revista a cerca de tres mil hombres leales al Presidente Constitucional, el convoy había salido de la Ciudad de México y pretendía llegar al puerto de Veracruz.

Días más tarde el Presidente Carranza fue asesinado en San Antonio Tlaxcalantongo, Puebla por fuerzas del general Rodolfo Herrero.

El 5 de mayo de 1867, la línea de México hacia Apizaco fue cortada en tres lugares, y además fue saqueada la bodega de Tlatelolco-Buenavista.

El 21 de junio de ese año, la ciudad de México quedó en manos del general Porfirio Díaz; el 15 de julio el presidente Benito Juárez regresó a la ciudad de México.

Una vez restaurada la República, Apizaco se convirtió en el centro tanto de la construcción del tramo México-Puebla, como del correspondiente México-Paso del Macho, Veracruz.

Entre las primeras inauguraciones que se llevaron a cabo sobre los diferentes tramos, para Apizaco y Santa Ana Chiautempan, fue importante la ceremonia del 1° de junio de 1869, cuando quedó inaugurado el tramo entre ambas poblaciones.

Fue mediante un viaje procedente de la estación de Buenavista de la ciudad de México a las 8 de la mañana, llegando a las 12.00, a Apizaco.

Los señores Escandón y Barrón, de la empresa ferroviaria, y los abogados de la misma Pardo y Martínez de la Torre, invitaron a numerosas personalidades de la banca, el comercio y la industria.

Desde luego, a hacendados preeminentes, así como a destacados miembros de la clase política.

El recorrido de cuatro leguas se hizo sin contratiempos, salvo la parada que se efectuó para admirar “El puente de Santa Cruz”.

Obra de ingeniería y bella arquitectura para su tiempo, cuyo diseño fue encargado al ingeniero civil Guillermo Coss, habiéndose mandado construir la armazón de hierro a Inglaterra.

La descripción de la obra estuvo a cargo del Sr. Buchanan, ingeniero en jefe de la compañía.

Los viajeros gozaron el pintoresco y animado paisaje tlaxcalteca, desde las ventanillas de los vagones.

Junto a La Malintzi se erguía el cerro de Cuatlapanga, que significa “cabeza partida”.

La sorpresa para los viajeros fue mayúscula cuando escucharon las voces alegres de la población de Santa Ana Chiautempan, donde les esperaba una animada recepción con estruendosos cohetes, alegres notas musicales y flores.

Al descender los viajeros en la estación, fueron conducidos a una enramada donde tomaron un almuerzo que había sido preparado por la población.

Después de un recorrido por la población, los invitados y funcionarios de la empresa regresaron a la ciudad de México, dando por concluida la ceremonia de inauguración de este ramal del ferrocarril México-Puebla.

Los deseos de que la empresa ferrocarrilera llegara a Puebla y Veracruz, fue expresada por Ignacio Manuel Altamirano en su brindis: “¡Que el cielo nos dé vida para presenciar tan fastuoso acontecimiento! ¡Que Dios proteja a la empresa!”.

Actualmente viajar en tren en este país, ha sido condenado al territorio de la nostalgia.

Han transcurrido más de cien años de trepidar de trenes, de miles de kilómetros recorridos en aras de la modernidad, de buscar un país mejor, de observar como de un plumazo del gobierno federal en aras de la modernidad, de la eficiencia… mató a nuestro ferrocarril.

Hoy, al cumplir Apizaco sus 151 años, la ciudad se ha transformado, sus calles lucen modernas, las vías de comunicación le han abrazado y poco a poco este rincón de Tlaxcala se transforma en el futuro esplendoroso que vislumbro Emilio Sánchez Piedras… “UN BUEN LUGAR PARA VIVIR”.


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