El 6 de julio de 1997 el tricolor perdió 40 distritos locales, 30 federales y al Distrito Federal; 71 derrotas en 71 contiendas de las que jamás logró reponerse. Lo mismo ocurrió en 2003, 2006, 2009 y 2012.
Durante años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue “dueño” y “señor” de la Ciudad de México. En 1993, una reforma política dotó de autonomía a la capital de la República y el 6 de julio de 1997 se eligió por primera vez al jefe de gobierno, entonces el tricolor perdió 40 distritos locales, 30 federales y a la jefatura del Distrito Federal; 71 derrotas en 71 contiendas de las que jamás logró reponerse.
En 1997, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano conquistó al entonces DF sin dejar espacio a ninguna impugnación. El perredista empezó la campaña en el tercer lugar, pero alcanzó el triunfo con 48.09 por ciento de los votos. Muy atrás quedó su competidor priista, Alfredo del Mazo González, quien tuvo 26.09 por ciento. Más lejos, se colocó el panista Carlos Castillo Peraza, con 15.58 por ciento.
En tanto, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ganó 38 de 40 distritos locales. Los 2 restantes, el XV y el XIX, quedaron en manos del Partido Acción Nacional (PAN).
En 2000 -cuando la reforma política incluyó por primera vez la elección de delegados- el PRI volvió a perder todo: Jefatura de Gobierno, las diputaciones en la ALDF, las federales, las 4 senadurías y las 16 delegaciones. Ocurrió lo mismo en 2003, 2006, 2009 y 2012.
Descomposición interna
Fue cuando el entonces PRI-DF se dividió de manera interna en dos grupos antagónicos, “Los Verdes”, afines a Beatriz Paredes, y “Los Rojos”, que lideraba Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quienes emprendieron una guerra por hacerse del partido.
Al final, el PRI capitalino no quedó en manos de ninguno. Paredes se fue como embajadora de México en Brasil y Gutiérrez fue expuesto y “orillado” a renunciar, luego de que saliera a la luz una red de prostitución en sus propias oficinas, lo que significó la peor crisis política del partido en su historia.
Ocho años duró el reinado de Beatriz Paredes y María de los Ángeles Moreno en el Revolucionario Institucional, tiempo en el que se dedicaron a acabar con lo poco que las derrotas electorales dejaron a su partido en el país.
En 2005, Moreno fue elegida presidenta del tricolor en la capital, los “descalabros” se suscitaron uno tras otro, situación que se agravó al iniciar una disputa abierta por el poder con el grupo de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quizás el único que mantenía presencia en la ciudad.
A la salida de Marcelo Ebrard, del gobierno capitalino, Gutiérrez de la Torre llegó al edificio de Puente de Alvarado, pues siempre existió la acusación de sus compañeros de que detrás de él estaba el ahora exjefe de gobierno.
Para bien o mal del partido, siempre que se trataba el asunto de la elección de dirigente local, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI posponía las elecciones y elegía a un delegado en funciones de presidente, lo que llevó al tricolor a tocar fondo, al grado que cayó al cuarto lugar en el entonces DF, abajo incluso del Partido del Trabajo (PT).
Intentos fallidos
Al llegar Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, el tricolor regresó al orden en la capital, donde pretenden reconstruir la fuerza hegemónica que alguna vez tuvieron y que mantuvo en el gobierno.
La espera para el grupo de Gutiérrez de la Torre valió la pena, pues hoy controlan no solo el partido, sino los destinos tricolores en la ALDF, a través de la coordinación del diputado Armando Tonatiuh González.
Contrario a la suerte de dicho grupo, el de sus acérrimas rivales, Beatriz y María, está prácticamente “desmantelado” y en desgracia, pues la exgobernadora tlaxcalteca acaba de ser desterrada a Brasil como embajadora y Moreno es una asambleísta más en Donceles.
En términos de lealtades, la falta de recursos fue fatal. Muchas de las organizaciones que operan en la CDMX emigraron al PRD o al PT, de acuerdo con un acercamiento a los grupos de votantes en el Distrito Federal.
Mariana Moguel Robles ingresó al PRI en 2012 y fue candidata a diputada local en Miguel Hidalgo, asimismo en Milpa Alta.
Ha tenido responsabilidades en el comité directivo del Revolucionario Institucional.
Las últimas migajas
El PRI en la capital va a la deriva, no llega ni a 10 por ciento de la intención de voto, tan solo en la elección de la Constituyente el año pasado solo obtuvo 7.7 por ciento.
Hace unas semanas, la diputada Cinthya López Castro aprovechó el vacío y se “destapó” para dirigir lo que queda del tricolor local, donde el periodo formal de Moguel, ya concluyó.
La soledad de la exconstituyente quedó exhibida cuando se confrontó en público con el diputado de su partido, Adrián Rubalcava, durante la comparecencia del jefe delegacional en la Cuauhtémoc Ricardo Monreal.
La legisladora se levantó a media presentación y comenzó a gritar “un diputado de mi partido, me niega el uso de la palabra”, repetía.
López no solo abrió un frente con el exdelegado en Cuajimalpa, sino que tachó de corruptos a sus propios compañeros de partido, diputados y jefes delegacionales, y los acusó de hacer acuerdos en lo “oscurito”.
Rubalcava reviró y anunció que solicitaría la expulsión de la diputada del PRI. Un día después, los legisladores priistas en la ALDF y el delegado de Cuajimalpa Miguel Ángel Salazar, acudieron a la convocatoria del jefe delegacional en La Magdalena Contreras Fernando Mercado para cerrar filas. El mensaje fue claro: la diputada está sola. No solo por el insulto a Rubalcava, sino porque de paso agredió al resto.
Se dice que López presume el apoyo de Los Pinos, sería expulsada del PRI, pero es innegable que ha quedado anulada e imposibilitada para dirigir el partido.
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