PRI, sin posibilidades de ganar el poder en 2018

Ante las proyecciones que lo perfilan para ser la tercera fuerza política del país, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene prácticamente muy lejana la posibilidad de recuperar la gubernatura del estado de Puebla en 2018, debido a la mala imagen que mantuvo en la administración anterior y la división interna creciente, además de la cercanía de fin de sexenio en Los Pinos, el debilitamiento de la representación del presidente Enrique Peña Nieto.

Para el politólogo de la Universidad Iberoamericana-Puebla, Miguel Calderón Chelius, la tendencia en este desgaste político en la gestión estatal anterior y sobre todo, en los poco más de cuatro años del sexenio del gobierno de la República, advertirían un futuro muy obscuro para el instituto tricolor, el cual podría incluir su desaparición.

Sin embargo, recordó que en el PRI todo puede pasar y, para reforzar su comentario, agregó que, tras las elecciones de 2000 todos veían su deceso en el horizonte, al encontrarse sin líder máximo, sin un “pastor”.

Después de su primera derrota presidencial, refirió que los priistas tomaron la decisión de “refugiarse” en los estados y reforzar su presencia para proteger cada uno de los “rincones” que les quedaban en el territorio nacional, desde donde empezaron a reagruparse, liderados por un proyecto mexiquense, hasta conformar un frente sólido que los regresó a la Presidencia de México.

PRI, reprobado

Con este escenario nacional a cuestas, el coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Ibero recordó que el tricolor encamina sus “pasos” a comicios federales y locales con una calificación reprobatoria en materia de partido de oposición en la entidad.

“El PRI se ve muy debilitado, sin candidatos reales a la gubernatura, con divisiones internas y con un lastre enorme: Enrique Peña Nieto, (quien) se ha convertido en el factor de mayor debilidad para el partido”.

Opinó que 2018 será muy similar al registrado en 2006, cuando el Revolucionario Institucional carecía de presidente de la República, pues en la actualidad Peña Nieto está “débil” y favorece solo a una parte de sus correligionarios, lo que ha provocado prácticamente una “rebelión” en Puebla, donde tampoco hay una persona que ocupe la posición de “máximo priista del estado”.

Sin tomar en cuenta al candidato o a las posibles alianzas en la entidad, Calderon Chelius consideró que el PRI sería “competitivo” en 2018 si el gobierno federal tiene una buena renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados y Canadá, lo que apreciaría al peso, que postulará un candidato “potable” para la sociedad y que, sobre todo, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) inscribiera un abanderado “muy malo”.

Por lo anterior, concluyó que dicho partido ya no tiene posibilidades de ganar, exclusivamente por la labor de su simpatizantes y correligionarios, buena campaña, propuestas atractivas y buen candidato; “ya no depende” del organismo político, sino de los factores que inciden en los comicios.

Militantes emigran

En el marco del aniversario 88 de la fundación del PRI, el presidente Enrique Peña Nieto dijo que en dicho instituto político siempre salen a ganar, una frase que seguramente está destinada para el Estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz, donde habrá elecciones este año.

Pero, en Puebla toman con incredulidad el mensaje, cuando aseguran que el presidente y el exgobernador Rafael Moreno Valle pactaron la derrota tricolor para garantizar la continuidad del proyecto morenovallista.

Por lo anterior, como sabe que hay pocas posibilidades de triunfo, Javier López Zavala buscó un acercamiento con el líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, lo que fue interpretado por el dirigente estatal priista, Jorge Estefan Chidiac, como un motivo para sopesar su posible expulsión.

La decisión de López Zavala tiene un parecido a la tomada por Fernando Morales Martínez en 2012, cuando de líder local del PRI pasó al gabinete de Moreno Valle, tan solo unos meses después de asumir el cargo, lo que casi cinco años después le mereció su expulsión, aunque diga que renunció y que trató de burlarse del Comité Directivo Estatal (CDE), específicamente de Estefan Chidiac.

Aunque el exmarinista es el que más ha expuesto su intención de “saltar” a otro partido, cobra fuerza la posibilidad de que el exalcalde de Puebla y actual delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Enrique Doger Guerrero, abandone las filas tricolores y también llegue a ser integrante de Morena.

Morena, el refugio

Otro que también ve en Morena una opción, es el diputado federal, Alejandro Armenta Mier, quien dicen que empezó desde hace tiempo a afiliar a su gente en dicho partido. Recientemente tomó la decisión de reunirse con el exalcalde panista de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y después conformó el Frente Amplio Humanista, “Puebla nos une”, en cuya ceremonia de presentación aseguró que están representadas más de 100 organizaciones sociales y denunció que el PRI pactó la entrega de la gubernatura.

En esta ruta, trascendió que Alberto Jiménez Merino también “coqueteaba” con Morena, que incluso había ofrecido su estructura al diputado federal morenista, Rodrigo Abdala Dartigues, aunque más tarde en entrevista, rechazó esta especie.

En opinión de la coordinadora de los diputados priistas en el Congreso local, Silvia Tanús Osorio, lo mejor que le puede pasar es “abrir las puertas” y dejar que se vayan los militantes que ya no quieren estar para evitar conflictos.

Desde su perspectiva, resulta urgente en la víspera del arranque del proceso electoral 2018, que su dirigencia emprenda acciones encaminadas a fortalecer la unidad y trabajar para obtener un triunfo en la jornada electoral.