Especialistas predicen que 10 por ciento de los mexicanos que viven en la zona centro del país de entre 15 y 65 años de edad podrían intentar emigrar al norte como resultado de las altas temperaturas, inundaciones y sequías.
El estrés hídrico de la Ciudad de México, agravado por el cambio climático, altas temperaturas y las fugas de agua que representan más de 41 por ciento colapsan de manera constante los mantos acuíferos que abastecen al Valle de México, principalmente del sistema Cutzamala; de continuar esa tendencia solo hay líquido para 2050 y se corre el riesgo de disturbios sociales.
Especialistas predicen que 10 por ciento de los mexicanos que viven en la zona centro del país de entre 15 y 65 años de edad podrían intentar emigrar al norte como resultado de las altas temperaturas, inundaciones y sequías, que probablemente desplazarían a millones de personas y aumentarían aún más las tensiones políticas sobre migración.
La capital del país importa casi 40 por ciento de su agua de fuentes remotas, de las que se desperdician más de 50 por ciento del líquido que corre a lo largo de 12 mil kilómetros de tuberías viejas que provocan fugas y en algunos tramos la ordeña ilícita. La reparación de los conductos requiere una inversión de 200 mil millones de pesos.
La sobreexplotación en el acuífero del Valle de México es de 35 por ciento, lo que representa un déficit de 591 millones de metros cúbicos al año, de acuerdo con la Conagua, aunado a que 1 millón y medio de personas de la capital mexicana no tiene acceso al agua potable.
Datos del Consejo Mundial del Agua (WWC por sus siglas en inglés) revelan que las enfermedades relacionadas con el líquido y la falta de acceso a agua potable provocan 3.5 millones de muertes cada año en todo el orbe; mientras que 4 mil 500 niños fallecen diariamente por tales causas.
Desigualdad en el reparto del vital líquido
Janet Hernández Sotelo, secretaria de la Comisión del Agua de la ALDF, explicó a Megalópolis MX que para dotar a los habitantes de la ciudad es necesario abastecerla por medio de diversas fuentes, al ser la mayor con 55 por ciento del acuífero del Valle de México y 12 por ciento del Valle de Lerma, ubicado en el Estado de México.
En tanto que el caudal restante se obtiene de fuentes superficiales, 3 por ciento de manantiales localizados en la zona sur-poniente de la ciudad y 30 por ciento del sistema Cutzamala, el cual se encuentra en los estados de México y Michoacán.
La asambleísta del PRD lamentó que el reparto del vital líquido sea desigual, ya que 11 delegaciones tienen un abasto mayor a 300 litros por habitante al día, mientras que las delegaciones Iztapalapa 238, Milpa Alta 231, Tláhuac 177, Tlalpan 249 y Xochimilco 214 litros por habitante.
Sumado a lo anterior, destacó que en los últimos 10 años la distribución de agua en la ciudad registra una reducción del volumen al día por habitante de 362 a 327 litros, lo cual disminuye el suministro un total de 35 litros diarios.
Refirió que el tandeo en delegaciones como Iztapalapa afecta en promedio a un millón 443 mil personas. En la capital, añadió, son alrededor de 300 las colonias que reciben de manera irregular el vital líquido, al ser dicha demarcación la más agraviada con alrededor de 600 mil habitantes.
“Los mantos acuíferos que se ubican al oriente de la ciudad, en la delegación Iztapalapa, contienen diversos minerales como el manganeso y el hierro, lo que causa un deterioro en la calidad del vital líquido suministrado a la demarcación y que salga con color amarillento y hasta chocolatoso, así como un olor fétido”, apuntó Hernández Sotelo.
Recientemente, la UACM publicó un informe donde señala que por el uso de los acuíferos, el suelo de la capital se hunde de 10 a 40 centímetros por año.
De acuerdo con los especialistas, la media de consumo de agua diario por habitante es de 250 litros y lo recomendable sería bajar hasta 150 litros.
Advierte Sacmex conflicto por el agua
El llamado de atención por las épocas de estiaje y los efectos del cambio climático representan una “bomba de tiempo” para las autoridades de la gran urbe y su Zona Metropolitana, ya que de acabarse los mantos acuíferos los enfrentamientos sociales son inevitables.
En el Sistema de Aguas de la Ciudad de México están preocupados por esta situación, ya que se espera que el cambio climático tenga dos efectos: lluvias más fuertes e intensas, lo cual significa más inundaciones, pero también sequías más prolongadas y fuertes.
“Si deja de llover en las presas de las que la ciudad se abastece, vamos a enfrentar un desastre potencial. No hay cómo contar con suficientes camiones de agua para lidiar con un escenario como ese.
“Si tenemos los problemas que han enfrentado California y Sao Paulo, existirá la seria posibilidad de que haya disturbios”, admitió el titular del Sacmex, Ramón Aguirre Díaz.
En el mismo sentido coincidió Arnoldo Kramer, director de la oficina de Resiliencia de la Ciudad de México en una entrevista concedida a The New York Times.
“El cambio climático se ha convertido en la amenaza a largo plazo más grande para el futuro de la ciudad. Y esto es porque está vinculado al agua, la salud, la contaminación del aire, la interrupción del tránsito a causa de inundaciones, la vulnerabilidad de la vivienda por derrumbes, lo cual quiere decir que no podemos empezar a atender ninguno de los problemas reales de la ciudad sin hacer frente a la cuestión climática”, destacó.
CDMX, incapaz de reciclar aguas negras
Basta recordar que la capital del país y su Zona Metropolitana no cuentan con la capacidad a gran escala de reciclar aguas negras ni para recolectar agua de lluvia, por lo que se ve obligada a expulsar más de 700 mil millones de litros de aguas residuales por desagües paralizados como el Gran Canal.
La exsecretaria del Medio Ambiente capitalina, Claudia Sheinbaum, alertó que con el cambio climático la situación solo empeorará, combinado con la contaminación del aire, en especial el ozono.
La hoy delegada de Tlalpan secundó lo dicho por Ramón Aguirre, del Sacmex, de que los capitalinos “no estamos preparados para una sequía” de grandes magnitudes que no solo impactaría a la capital, sino al resto de la Megalópolis que conforman los estados de México, Hidalgo, Morelos y Puebla.
Investigadores de la UNAM y el Politécnico mencionaron que la crisis actual del agua surge porque ahora hay desarrollos urbanos sobre la mayor parte de la tierra porosa, lo cual incluye largos tramos que la ciudad supuestamente había reservado para la agricultura y la protección denominados “suelos de conservación”.
Al respecto, la legisladora perredista Janet Hernández, puntualizó que aproximadamente 70 por ciento del agua pluvial es desperdiciada, entre evaporación y drenaje, según datos del Consejo Consultivo de la Conagua.
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