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Lo que come, puede ser tan adictivo como el tabaco

Laura Arreazola 2016-06-09 - 13:26:24

 Michael Moss advierte que lo que comemos a diarío puede ser tan adictivo como el tabaco; este analisis sobre la industria alimentaria en Adictos a la comida basura (Deusto)  le ha otorgado un premio Pulitzer.

El reputado periodista de The New York Times ha investigado durante décadas a las grandes empresas de alimentación y su relato sobre la manipulación a la que, dice, está sometido el cliente es cuanto menos impactante. Debido a los poderes notables de la grasa la industria de los alimentos procesados se apoya en ella como en ningún otro componente.

La grasa convierte a patatas sosas en maravillas crujientes, a panes resecos en barras tiernas. Da más volumen y una textura más firme a las galletas.
Se trata de una de las muchas conclusiones a las que llega en su libro Michael Moss, a quien este diario ha preguntado sobre el papel que la grasa, el azúcar y otras sustandcias juegan en nuestro día a día.

La industria alimentaria está formada por compañías que tan solo buscan ganar la mayor cantidad de dinero posible. Para ello, lógicamente, necesitan vender un grueso considerable de productos. Cierto es que esta es la lógica de cualquier empresa, pero cuando hablamos de alimentación el objetivo monetario acaba por repercutir en la salud del consumidor.

Lo más sorpendente, sin duda, ha sido comprobar cómo las empresas son totalmente dependientes de la sal y el azúcar. Y no es por el sabor o el resultado del producto. Su motivo no es otro que la necesidad constante de crear sustancias “low-cost” y apetecibles, productos que puedan, además, permanecer largas temporadas en la estantería de una tienda hasta que el consumidor agote las existencias.

En muchos casos, las empresas de alimentación tienen más poder que muchos gobiernos.

Michael Moss revela en “Adictos a la comida basura” documentación que demuestra cómo representantes de la empresa tabaquera Philip Morris guiaban a compañías alimentarias en determinadas cuestiones a la hora de incrementar ventas.

Esto, unido a un importante ejercicio de marketing, ha logrado dar con el sentimiento de adicción que se buscaba. La gente come y come sin parar, incluso sin tener hambre.


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