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Agonizan líderes sindicales, marcados con el sello tricolor

Fernando Pérez Corona 2017-05-29 - 07:18:18

La supuesta defensa de los derechos laborales es la coartada perfecta para manejar las cuotas de sus afiliados y ocupar posiciones de poder político. Leonardo Contreras Cisneros en la CROM, Rene Sánchez Juárez en la FROC-CROC y Leobardo Soto Martínez en la CTM se aferran un sindicalismo cada vez añejo.

Aunque están en peligro de extinción, los líderes charros locales tratan de mantenerse con vida y heredar a sus hijos ese negocio que los ha mantenido por décadas en esta cómoda posición, donde la supuesta defensa de los derechos laborales es la fachada perfecta para, no sólo manejar cuotas de sus afiliados, que ya de por sí resulta atractivo, sino también para ocupar posiciones de poder político.

En el país, el charrismo sindical nació en el sexenio 1946-1952, encabezado por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés, quien tuvo un plan de industrialización con apoyo de empresarios nacionales y extranjeros, y que requirió de "estabilidad" laboral, lo que se tradujo en el control de las demandas de los trabajadores.

El mecanismo ideal para ello fue el corporativismo, el cual empezó en el gobierno "izquierdista" de Lázaro Cárdenas del Río, quien ligó el movimiento obrero a la estructura en el poder y que a la larga conformaría el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Con esta idea, los sindicatos independientes quedaron marginados por la clase política y la económica en ascenso, por lo que cualquier proyecto por tener autonomía en los sindicatos de mineros, petroleros y ferrocarriles, prácticamente  fue detenido por la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

El Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) quería su independencia. El plan estuvo encabezado por Luis Gómez Z. y Valentín Campa. Pero, su entonces secretario general, Jesús Díaz de León, bloqueó la idea

El dirigente, apodado "el charro" por su afición a la charrería, demandó a los primeros por un desfalco de 200 mil pesos y aunque los comités Ejecutivo General y General de Vigilancia suspendieron a Díaz de León, soldados y policías ocuparon las oficinas de la organización, detuvieron a los independendistas Gómez y Campa, y más tarde fue reinstalado Díaz de León en su cargo, lo que le valió estrenar el mote de "líder charro" y etiquetar a todo dirigente gremial que apoya al gobierno, en vez de defender los derechos de sus afiliados.

Las charrería local se aferra seguir en el poder

En la entidad, el secretario general de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), Leonardo Contreras Cisneros, es el dirigente obrero más longevo de la entidad, tras mantenerse en el cargo desde 1989.

Esta agrupación tiene actualmente más de 25 mil afiliados agrupados en 250 sindicatos en su trinchera, los cuales pertenecen a seis federaciones: Puebla, Tehuacán, Atlixco, Izúcar de Matamoros, San Martín Texmelucan y Cholula.

La CROM tiene sus oficinas en la avenida Juárez 1313, a donde Contreras Cisneros llegó después de ocho años en la Secretario General de la Federación de Sindicatos de la Región Industrial de Puebla.

Cabe destacar que desde este edificio de principios del siglo pasado y comprado con las aportaciones de los trabajadores textiles de las fábricas de Metepec, comunidad de Atlixco, vio la desaparición de sus homólogos Blas Chumacero Sánchez (CTM) y Constantino Sánchez Romano (FROC), con quienes conformó el brazo obrero priista.

El dirigente vecino del barrio de El Parral y ex policía militar ha sido dos veces regidor en la capital del estado de Puebla: en el trienio 1984-1987 con el alcalde Jorge Murad Macluf, y en 1990 a 1993, durante la presidencia municipal de Marco Antonio Rojas Flores.

Rene Sánchez Juárez, la herencia sindical

En este orden de referencia en tiempo, le sigue el líder de la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (FROC-CROC), Rene Sánchez Juárez, quien heredó el cargo de su padre Constantino Sánchez Romano, hace casi trece años.

Cobijado por su padre Constantino, tomó las riendas de esta organización y aunque en 2012 fue expulsado públicamente, en la actualidad mantiene el uso de las siglas de la agrupación, debido a que las otras representaciones —según su dicho—, fueron desconocidas por el líder nacional de la CROC, Isaías González Cuevas, lo que le permitió más tarde sumarse a las filas de la Coordinadora de Federaciones de Obreros y Campesinos.

Sánchez Juárez ha sido diputado local y diputado federal con la camiseta priista; sin embargo, en el proceso electoral anterior, sorprendió a sus correligionarios, cuando organizó una reunión con sus afiliados en un salón para anunciar su apoyo al entonces candidato José Antonio Gali Fayad.

En esa ocasión, Gali Fayad recibió el apoyo de  Adriana Toriz, delegada del Sindicato  de la empresa Mondelez; presidente de la Asociación de Taxis Angelópolis; y Julio César Sánchez Juárez, secretario general  del Sindicato 20 de Noviembre.

Cabe destacar que la FROC-CROC tiene en sus filas a uno de los sindicatos más añejos de la entidad, el de los trabajadores de Chicles Adams, el cual tiene 42 años de existencia a nivel local.

Leobardo Soto Martínez, bajo el manto protector del PRI

En tercer lugar, en cuanto a tiempo en su puesto, está el secretario general de la CTM en Puebla, Leobardo Soto Martínez, quien actualmente también es diputado local y representa a más de 70 mil afiliados.

El originario de Rafael Lara Grajales ha sido secretario general y síndico en este municipio, además de diputado local y diputado federal, siempre bajo las siglas del PRI, asumió el cargo máximo de esta central obrera.

Inició como líder del Sindicato de Trabajadores de la Agricultura, Ganadería, Plantas Avícolas, Similares del Estado de Puebla y en octubre de 2005 asumió el liderazgo de la Federación de Trabajadores de Puebla, agrupación representante de la CTM en la entidad.

Como puede verse, todos los representantes de estas centrales obreras tuvieron sus orígenes en el PRI y sólo Sánchez Juárez ha tomado la decisión, hasta el momento, de dejar las filas tricolores, pero, sin olvidar, ese voto corporativo que le da fuerza a su voz y que le permite tomar posiciones cuando llegan las elecciones.