El sindicalismo se ve bajo amenaza por las nuevas modalidades de contratación individual: periodo de prueba, capacitación inicial y trabajo de temporada, permitirá a patrones conocer la aptitud, actitud y competencia de los trabajadores en un breve tiempo, para otorgarles certidumbre y a éstos, apreciar si ese empleo cumple con sus expectativas o por ejemplo, en caso de contrato de capacitación, otorga valor agregado a los trabajadores.
Luego de casi un siglo del sindicalismo en Tlaxcala y de vivir de las cuotas de los trabajadores, líderes sindicales de otrora poderosas centrales obreras como la CTM, CROM y CROC, entraron en una etapa de extinción con la aparición de nuevas formas de contratación.
Son los efectos que se avecinan del llamado outsourcing, que se conoce empresarialmente como la tercerización en la contratación de personal y consiste en que una empresa se encarga de conseguir el talento humano para otra, sin que el contratado pertenezca a la nómina de la compañía donde labora, sino a la que lo contactó para trabajar.
El argumento universal de la existencia del outsourcing es que permiten a las empresas que requieren personal, disminuir significativamente sus gastos.
Pero lo que pone a temblar a los líderes sindicales es que se pueden perder derechos laborales.
Las demandas obreras, las mismas de siempre
El pasado primero de mayo al celebrar el “Día del Trabajo”, las centrales obreras demandaron mejores salarios y condiciones laborales, atención a sus requerimientos de vivienda y de salud.
Pidieron hasta la construcción de un nosocomio de tercer nivel en Tlaxcala, agilizar los trámites en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) y frenar los contratos a través del esquema outsourcing.
Por su parte, a nombre de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Víctor López Hernández dio a conocer que las demandas de esta organización se centran en mejorar la atención médica en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y abrir un hospital de tercer nivel para desconcentrar los servicios en Puebla y la Ciudad de México.
Además, exigen que los trámites en la JLCA sean más ágiles, porque a la fecha son burocráticos, dijo el dirigente obrero.
Otra demanda es pugnar porque los contratos de trabajo “bajo el esquema de outsourcing sean más específicos y vayan amarrados con los empleadores primarios para no darle vuelta a las prestaciones laborales”.
Sindicato 7 de Mayo, la nueva corriente del sindicalismo
El viejo mural del sindicalismo que se encuentra en el edificio del Sindicato “7 de Mayo”, ya casi desaparece, las imágenes han sido borradas por el sol, el tiempo, el clima y pareciera que los líderes que ahí aparecen se avergonzaron de lo que pasó en el 7 de Mayo.
La división que pasó en el seno de la representación sindical de los burócratas al servicio del estado, municipios y organismos descentralizados rompe con ese sindicalismo del siglo pasado.
La nueva corriente, la nueva sangre de los líderes sindicales viene empujando fuerte para sacar los viejos esquemas sindicales que en su momento impusieron en Tlaxcala Alberto Juárez Blancas o Lino Santacruz Morales, antes Silvino Rojas en otros tiempos y ni qué decir de los otrora poderosos ferrocarrileros y hasta organizaciones semi sindicales relacionadas con el campo.
Todo lo que comienza tiene su fin, nada es para siempre, son las viejas recomendaciones de los obreros que dejaron su vida en las fábricas o en un escritorio tras una máquina de escribir, en las oficinas del gobierno.
La nueva corriente del sindicalismo en Tlaxcala, es sin duda el Sindicato 7 de Mayo, su actual secretario general, Edgar Francisco Tlapale Ramírez enfrentó con riesgo de perder la representación al pulpo sindical que se había enquistado desde hace 14 años.
Para llegar al poder, tuvo que ceder, meter en la planilla a los líderes salientes y a su prole, pero en voz del líder aclara que en realidad no fue un conflicto de la organización como tal.
El nuevo formalismo sindical
Edgar Francisco Tlapale Ramírez asegura que los viejos formatos sindicales ya no se pueden manejar como imposición o amenaza, “más bien como que el formalismo que se le daba a la gente, de una obligación entendible a modo de estatuto, como que el estatuto era moldeable y era algo que no se pudiese moldear.
Cuando yo tengo la oportunidad de decires finalmente a la compañera Guadalupe Rodríguez Guzmán a Pedro Erazo Rivera y todos los que los acompañaban y esos más, lo único que se hizo fue señalarles que ellos ya no tenían cargos dentro de la dirigencia.
Forman parte de los que les denominamos de apoyo, y en esa calidad de apoyo que tienen ustedes, pues para el sindicato ya no le son útiles, ya no son indispensables para que la organización camine.
Por lo tanto se les pidió que se reincorporaran a sus labores como lo hace cualquier otro de los compañeros de base, al concluir con una comisión sindical, porque finalmente la tarea sindical tiene que caminar con nuevas ideas.
Y pudiese ser hasta contradictorio, solamente en estricto apego al estatuto, muy simple, nada más cumplir lo que dice, aplicarlo y obedecerlo, es la norma.
Los nuevos formatos que suplen a los viejos, surgieron en la reciente asamblea extraordinaria, en un afán de transparencia y de mancomunar ideas y voluntades, se dejó a la base tomar decisiones de manera conjunta, inmediata y contundente.
Ya no más el viejo formato, donde un grupo de compañeros, estratégica mente y con gritos, se incite a la base a decir sí o a decir no, y ese tipo de actitudes son las que la gente ya no las acepta.
Ferrocarrileros, una muestra más de la pérdida del poder
El 18 de diciembre de 1998, el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, privatizó a ferrocarriles Nacionales de México lo que significó un cambio radical para el Sindicato nacional de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (SNTFRM), Sección Tres, para miles de mexicanos y en especial para el municipio ferrocarrilero de Apizaco.
En la sede del sindicato en Apizaco, el secretario general del SNTFRM, Pedro Stevenson González también gusta de plasmar en murales la vida de los ferrocarrileros, los avances y diferentes momentos por los que han atravesado en los anales del progreso y de la historia del país.
Recuerda que las mentadas de madre y los reproches estuvieron a la orden del día, los ferrocarrileros de la vieja guardia de Apizaco, vieron con preocupación que se agotaba su fuente de trabajo, culpaban al sindicato de una medida presidencial.
Los agoreros del futuro, como ahora pasa con la privatización energética, vislumbraban un caos social, muchos problemas y que ocasionó que se fuera la mayoría de los ferrocarrileros.
Explica que en 1992, vino el retiro voluntario “como se dice vulgarmente “a güevo”, mucha gente se fue, se amparó en Previsión Obrera, se pagaban los retiros y se acabó el dinero, el sindicato era insolvente para pagar y solventar la muerte de los ferrocarrileros.
Al mismo tiempo la empresa trabajaba con números rojos, era a todas luces inoperante, un barril sin fondo, se le invertía en locomotoras, cabuses y equipo de arrastre y carros de pasajeros que eran muy caros, pues se compraban en el extranjero.
Stevenson González afirma que “entonces el gobierno dijo, ni madres, esto ya sale muy caro y vamos a tener que vender”.
El triste adiós ferrocarrilero
Stevenson González recordó: “me tocó estar en el taller cuando fuimos a decirle a la gente que esto se acababa, que los trenes de pasajeros desaparecerían, toda la gente estaba en el taller, estaban esperando todo el día la noticia, que en ese entonces era mi obligación transmitirla, directamente de oficinas centrales”.
”Era la una de la madrugada, tras la noticia, las mentadas de madre no se hicieron esperar, pues era lógico y me decían, “pues firma tú, hijo de la chingada, pues eres tú el que trae la noticia”.
Se les hizo ver que esta situación no era sindical, que era una orden del gobierno federal y si se había dicho que nunca se iba a acabar Ferrocarriles Nacionales de México nunca se iba a acabar. y. se acabó cabrones.
Era el resultado de tanta corrupción y tranzas, porque tanto el que administraba ferrocarriles, hasta el puesto más bajo, el que barría, todos chingábamos y ahí se acabó.
Matamos a la gallina de los huevos de oro.
Ahora tenemos el caso de Petróleos Mexicanos, con el huachicol, el asunto es igualito que lo que pasaba antes con ferrocarriles, nosotros ya lo vivimos, gracias a Dios ya no nos cuentan, ni nos engañan, saltamos la piedra.
El compromiso es con la gente, reiteró, “con la familia ferrocarrilera, se acabaron los tiempos en que los ferrocarrileros eran políticos, la verdad es que eso ya no funciona, se acabaron esos tiempos, porque ahora son tiempos de un nuevo sindicalismo en Tlaxcala y en México”.
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