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Estrenan piel de oveja el priismo de Tlaxcala

Pedro Morales 2017-08-21 - 07:30:04

En lo que resta de este 2017, en Tlaxcala el reto es de revivir un muerto llamado: PRI, que hoy  tiene el poder en el estado, pero que su estructura partidista está muy divida por intereses particulares y de grupos que por décadas se disputan cada tres y seis años el poder.

Nadie lo vio venir, el cambio de timón fue brusco para darle al PRI nacional un nuevo rumbo, estrategia que ha calado hondo entre el priismo tlaxcalteca, lleno de ritos, misterios, cabildeos, componendas, imposiciones y tiempos que se volvieron añicos.

El objetivo central del PRI para el 2018, es convertirse en un “partido ciudadano”, es el resultado del trabajo de los 168 delegados que asistieron tanto a las mesas temáticas de Campeche y Jalisco y a la XII Asamblea Nacional, como representantes del priismo tlaxcalteca.

La voladura de candados durante la XII Asamblea Nacional Ordinaria del PRI, tomó por sorpresa a los priistas tlaxcaltecas, con los dedos en la puerta los aspirantes a una candidatura tuvieron que suspender en el acto sus reuniones de proselitismo en horas fuera de su trabajo, en el caso de funcionarios del gabinete estatal.

Si se toma en cuenta que hasta antes de esa asamblea, en Tlaxcala desde el surgimiento formal del PRI, se han impuesto “democráticamente” sus procesos de selección que consisten en la imposición del gobernante en turno.

En Tlaxcala, gracias a este método se rompió el paradigma de que “gobernador no pone a gobernador” y en cada proceso electoral la pelea por las candidaturas divide alianzas y hasta familias.

“Unidos en la adversidad y separados en la abundancia”, es el lema que aplica la clase política tlaxcalteca, y en el caso del tricolor, sus métodos de selección eran infalibles y sus “filtros” siempre inclinaban la balanza al mejor postor.

Hasta en la pasada elección del 2016, prevalecieron los métodos de convención de delegados, la designación directa del Comité Ejecutivo Nacional o local, las convenciones distritales.

De tal forma que los filtros “sorpresa” se guardaban hasta la hora del registro, el aspirante debería comprobar una militancia de al menos cinco años antes de la solicitud.

Y al final de finales, la mesa receptora de solicitudes parsimoniosamente pedía el recibo que amparara estar al corriente de sus cuotas económicas al partido, si así no lo hacían, cientos de candidaturas se quedaron en deseos.

En casos muy señalados se ha logrado la llamada “candidatura de unidad”, que fue la que se aplicó para aplacar a los inconformes en la designación del ahora gobernador Marco Mena.

A estas alturas en la lucha por las candidaturas locales a senador o diputaciones federales ya comenzaba la fragmentación de la familia revolucionaria del PRI en Tlaxcala.

Las candidaturas fragmentan al Revolucionario Institucional

Los procesos internos de selección de candidatos en el PRI siempre estuvieron dominados por los vetos, que encuentran salida con la reforma política y permite a tricolores convertirse en demócratas a partir de 1998.

Las rupturas se producen en un grupo identificado con el mismo liderazgo que deja muchos damnificados en tres sexenios, sobre todo en la administración más que en la política, porque cada ex gobernador le da por crear su tribu, grupo, frente o partido.

El regreso del PRI desplaza a una parte importante de la administración que siembran los gobiernos del PRD y PAN, a lo que se suman decisiones del Ejecutivo local que provocan encono en contra de su persona y de la figura del gobernador.

En 2016, el proceso de selección se alcanza sin que se ocasionen rupturas importantes como ocurre en 1998 y 2004, motiva al interior del PRI la formación de un “Todos Unidos contra Mariano” (Tucom) que se concreta fuera del partido.

El PRD y la candidata de ese partido –una priista de sangre tricolor– se convierten en el mejor espacio de recepción de todos los que se consideran desplazados, relegados, excluidos o lastimados por las acciones del gobierno y el gobernador.

En la campaña aparecen pintados de negro y amarillo, los ex líderes de los policías, los ex dirigentes del Sindicato 7 de Mayo, los viejos operadores políticos del PRI, algunos empresarios de la construcción y muchos otros retazos de la fragmentación de la familia revolucionaria

Conforme avanza la campaña se vuelve una competencia entre dos: por un lado el priismo resentido contra el gobierno–gobernador y, por el otro, el gobernador con una nueva generación política. La diferencia entre ganadores y perdedores son 13 mil votos.

Ahora en este 2017, el reto es de revivir un muerto llamado: PRI, que si bien, hoy  tiene el poder en el estado, su estructura partidista está muy dividida por intereses particulares y de grupos que por décadas se disputan cada tres y seis años el poder.

El líder estatal quien ya inventó su marca personal llamada “El profe”, Florentino Domínguez Ordoñez, tendrá  que demostrar sus dotes de negociador, ya que está muy próximo el 2018.

Las medidas de aumentar las gasolinas y el espiral de aumentos que creó, tiene al gobierno federal y a su partido, abajo en las encuestas de opinión y seguramente el nuevo  líder estatal priista lo sabe.

Su reto será fortalecer las estructuras priistas, para ello tendrá que sentarse con Beatriz Paredes, Mariano González Zarur y el gobernador Marco Mena, quien seguramente tratará de impulsar a gente de todas su confianza.

El reto para este triunvirato tricolor no es menor, deben demostrar que la estrategia renovadora de su partido será suficiente para atraer a los militantes del Partido del Abstencionismo que ha ganado en todas las elecciones recientes en Tlaxcala.

Más lo será derrotar a la pesadilla en que se ha convertido Tlaxcala para el priismo nacional, donde una tras otra elección Andrés Manuel López Obrador ha puesto al PRI y a sus gobernadores en la lona de manera contundente e inobjetable.

Se avecina un choque de trenes

Las novedades en los estatutos internos del PRI, en los primeros días han desatado una ola de incógnitas para el priismo tlaxcalteca que deberá digerir e interpretar las señales del nuevo PRI.

De entrada y en lo que avanzan las asambleas informativas por parte del Comité Directivo Estatal, ya hay reacciones entre los priistas de la nueva y vieja guardia, su temor es que se abran otra vez las puertas para el ingreso de priistas resentidos.

Es el caso de quienes durante los tres últimos procesos electorales para la gubernatura han abandonado muy dolidos las filas del tricolor y han cobrado con sendas derrotas y triunfos para su causa.

Ahora al abrir las compuertas de simpatizantes, se abre la posibilidad para el retorno de las hijas o los hijos pródigos que se fueron, es el caso de las senadoras Martha Palafox Gutiérrez y Lorena Cuéllar Cisneros.

También de Alfonso Sánchez Anaya, José Antonio Álvarez Lima o Héctor Israel Ortiz Ortiz, quienes vieron cubiertas sus expectativas en otros institutos políticos al no alinearse o no ser favorecidos con la candidatura a la gubernatura.

Casos más recientes son los que se convirtieron en candidatos independientes como es el caso de Federico Barbosa Gutiérrez y Jacob Hernández Corona y la lista se vuelve grande en el caso de los resentidos.

Al no obtener una candidatura para el Senado, de diputado federal, diputado local, presidente de comunidad y hasta de presidente de comunidad se han salido de las filas del PRI, para integrarse a otros frentes.

En otra vía, desde hace ocho meses circula la nueva sangre del tricolor, a la sombra del nuevo gobierno de Marco Mena,         que por supuesto ya manejaban sus cartas para el “chapulineo”.

Es el caso de los tres diputados federales, Rosalinda Muñoz Sánchez, Anabel Alvarado Varela, diputada federal con licencia y actual secretaria de Gobierno y Ricardo García Portilla.

Además de los funcionarios como el secretario de Educación, Manuel Camacho Higareda; de Sefoa, José Luis Ramírez Conde; de Sedeco, Jorge Luis Vázquez Rodríguez y el de Secture, Roberto Núñez Baleón.

Grupo al que se integran los dirigentes de organizaciones de jóvenes, obreros y campesinos que tradicionalmente entraban en el reparto del pastel de las candidaturas.

Quienes ya tenían en la cuchara y rumbo a la boca una candidatura, se han quedado paralizados y en estado catatónico, lo mismo que los que tradicionalmente obtienen por la buena o por la mala una candidatura.

Todo depende de la estrategia que se aplique para recibir a candidatos externos, que sean simpatizantes, que no tengan diez años de militancia y que simplemente firman que aceptan cumplir los estatutos.

La cuestión que surge en la militancia del PRI en Tlaxcala, en las carteras del CDE, en los comités municipales, entre todas y todos los aspirantes es el reconocimiento del trabajo de talacha, del sacrificio por años para el partido y si preguntan si ahora toda esa labor ¿será borrada de un plumazo?