Sismo: una historia para contar en Huaquechula

Desnudo y en su sala, así esperó Vicente Flores Alonso que concluyera el sismo del pasado martes. El pudor pudo más que el temor, a pesar de que ese que creció en segundos cuando escuchó el crujir de la construcción de dos pisos, esa que levantó tras la venta de dos buenas cosechas, cuando las fisuras se volvieron grietas, cuando la sacudida venció los castillos, cuando reventaron los cristales de las ventanas de.

Al campesino de 73 años de edad, el sismo lo sorprendió en el baño, justo cuando estaba a punto de rasurarse. Trató de ponerse a salvo, buscó la toalla y no estaban sus pantalones, ni su camisa, por lo que en vez de salir sin ropa a la calle o al patio, optó por rezar y esperar "un milagro" en el número 5 de la calle 2 Sur.

Para Natalia Cardoso Rojas, esposa de Vicente desde hace 44 años, Dios impidió el derrumbe de esta casa de la comunidad de Cacaloxuchitl, la cual empezó a construirse en 1985, con ampliación 12 años después, pues sólo él sabe por qué hace las cosas.

La mujer de 70 años contó que un ruido, "como el que hacía antes el tren", precedió al movimiento de la tierra. En ese momento, llegó su hijo. Corrió a sus brazos y se abrazaron. Juntos vieron cómo cayó la barda que dividía su predio con la propiedad del vecino. Después vió con horror el crecimiento de las cuarteaduras… "Qué Diosito ayude a mi esposo", recordó su plegaria.

Cuando terminó el temblor, Doña Natalia entró a la casa, pese a que había quedado endeble. Con emoción, abrazo a su marido, le entregó la ropa y lo conminó a salir rápido. "Está muy feo, ya no puedes estar aquí", le comentó.

La sorpresa de Vicente fue mayúscula, en unos segundos había perdido su patrimonio, el fruto del trabajo de casi medio siglo; sin embargo, la pesadumbre se disipó cuando supo que no había pérdidas, ni lesiones en su familia, como tampoco entre los vecinos y sus paisanos de  todos estaban bien, que sólo había daños materiales en el municipio de Huaquechula, donde está su pueblo.

Vicente y Natalia no tuvieron que esperar la ayuda. Docenas de personas de esta localidad de sólo tres mil habitantes, llegaron para sacar sus muebles de esta casa a punto de derrumbarse. Sólo así rescataron la cochina y el rotoplas que estaban en la azotea, sólo así recuperaron las camas y otros muebles, con el apoyo de la gente. "Rápidamente nos vinieron a preguntar si estábamos bien o no", refirió ella.

Estas personas de la tercera edad, quienes contrajeron nupcias cuando tenían 16 y 18 años de edad, admitieron que ese sismo estuvo a punto de separarlos; sin embargo, en contra parte, Dios no estuvo de acuerdo, por lo que seguramente tiene un proyecto distinto para ellos, en el cual también incluyó la construcción de otra casa...

Nueve mil 772 viviendas afectadas por el sismo

Como esta vivienda, hay otras nueve mil 772 viviendas afectadas por el terremoto del pasado 19 de este mes, el cual también dañó a 104 edificios públicos, más de 200 templos e inmuebles catalogados, 17 hospitales, 20 centros de salud y 279 escuelas, entre las cuales hay 36 con problemas estructurales y en planes de demolición.

De a poco, las actividades en el estado de Puebla empiezan a recuperar su ritmo normal, el jueves  reabrieron los comercios del Centro Histórico, con cierto temor de empleados y empresarios, este 25 de septiembre la Secretaría de Educación Pública (SEP) ordneó la reanudación de las clases en 97 por ciento de los planteles; en tanto, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) informó que el regreso a las aulas será hasta el próximo 2 de octubre.

El alcalde de Puebla, Luis Banck Serrato, activó un fondo de 50 millones de pesos con recursos del ayuntamiento y del Fondo de Infraestructura Social Municipal (FISM), para iniciar la reconstrucción de los 667 inmuebles dañados en esta capital, los cuales incluyen a 198 escuelas, (31 con “daños importantes” que provocarán su demolición).

Según el presidente municipal, se han contado 179 edificios con daños, además de 69 templos, 14 mercados y  10 museos, otros seis edificios fuera del primer cuadro de la ciudad, y cinco hospitales.

El recuento de los daños está a punto de concluir. Para autoridades y población en general, lo más lamentable es que perecieron 45 personas; empero, coinciden que Puebla está de pie y ahora hay que empezar de nuevo, como a don Vicente, quien espera la demolición de su casa, como se lo prometió el ayuntamiento, para construir otra nueva, no importa si se tarda otros 12 o más años.