Desde 2016 estudian los peligros de sismos y tsunamis en la costa de Guerrero.
México y Japón instalarán equipos de alta tecnología en la brecha de Guerrero, para averiguar si se acumula energía en la región y poder determinar si ocurrirá un sismo de gran magnitud, luego de que la región continúa con más de 100 años sin actividad de relevancia.
En los trabajos de investigación participan el Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), la Universidad de Kyoto y las agencias japonesas de Cooperación Internacional y de Ciencia y Tecnología.
El sismólogo del IGf, Miguel Ángel Santoyo, señaló que el proyecto dentro de la Alianza para la Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (SATREPS, por sus siglas en inglés) de Japón, decidió desde 2016 estudiar los peligros de sismos y tsunamis en la costa de Guerrero.
“El proyecto se enfoca al estudio del peligro sísmico, debido a los deslizamientos asísmicos y sismos en zonas cercanas de la brecha de Guerrero”, explicó en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT).
Dio a conocer que en noviembre se instalarán instrumentos de medición en el fondo del mar y en tierra para calcular la sismicidad de la región, así como sus desplazamientos mediante técnicas de GPS (Sistema de Posicionamiento Global) muy avanzadas y de alta precisión, y técnicas de medición del movimiento entre las placas de Cocos y Norteamericana, y sismógrafos con frecuencia de banda ancha.
“Con ello sabremos si se acumula energía de deformación en la zona de la brecha y de ser así, si hay la suficiente energía acumulada para producir un terremoto o no: quizá ese deslizamiento asísmico relaja todo el esfuerzo y ese sismo ocurrirá hasta dentro de mil años, aunque no lo sabemos”, expresó.
El investigador del IGf, Raúl Valenzuela, explicó que el último reporte que se tiene sobre un sismo en la brecha de Guerrero (entre Acapulco y Zihuatanejo) es de 1911 y no fue registrado con un sismógrafo porque no se tenía este instrumento en la región, sino con reportes históricos.
“Tampoco hay una garantía absoluta de que el epicentro sea ahí”, indicó. Añadió que sería un periodo “lo suficientemente largo como para hacernos temer que un sismo importante se generará en la región”.
Sin embargo, expuso que se desconoce si ocurrió uno antes de 1911, por lo que no se puede predecir si el intervalo de recurrencia de un gran sismo en la brecha de Guerrero es de cada 100, 400 años o más.
Tras #sismos, preparan nueva norma de reconstrucción????? https://t.co/rpLzfZybwy
— Megalópolis ???????? (@Megalopolis_MX) 3 de octubre de 2017
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