Los poblanos que acudieron al panteón municipal, ese 2 de noviembre, día de muertos, se encontraron con los precios encarecidos, desde las flores, hasta las veladoras y los propios alimentos que los vendedores ambulantes ofrecían en la entrada y en los alrededores del panteón municipal.
Los precios de las flores, aseguraron los familiares que acudieron para honrar a sus muertos, se compran hasta en 20 y 30 por ciento más caro que el año pasado, por eso, muchos optaron por adquirir las flores más económicas, para honrar a sus familiares difuntos.
Y aunque el servicio de agua y apoyo interno en el panteón municipal, fue ofrecido por el ayuntamiento poblano, lo cierto es que las familias tuvieron que economizar, porque además, los tradicionales antojitos mexicanos que se ofrecían en los alrededores, también subieron de precio.
Fueron miles de poblanos los que se dieron cita en el panteón municipal, lo que generó un congestionamiento vial permanente en la zona, que fue custodiada permanentemente por los policías municipales, que coadyuvaron a hacer más fluido el tránsito del transporte, de los automovilistas y de los peatones.
Los que hicieron su agosto, fueron los “viene-viene”, que desde muy temprano, se apoderaron de todas las calles aledañas al panteón municipal y que con tarifas netas ayudaban a que los visitantes estacionaran sus automóviles en las calles aledañas.
Fueron miles de visitantes los que recibió el panteón municipal, quienes tuvieron que pagar más de lo programado, en los servicios que necesitaron, sin embargo, con todo eso, todavía lograron mantener viva la tradición de acompañar a sus fieles difuntos, con flores, comida y hasta con música.