La final de la Copa Libertadores 2018, fue suspendida tras las agresiones que sufrieron los jugadores de Boca Juniors a su arribo al estadio Monumental, para enfrentar a River Plate.
El autobús de Boca fue agredido por aficionados de River con piedras y botellas de vidrio, a metas de llegar al inmueble. Los cristales del automóvil fueron quebrados, provocando lesiones a algunos futbolistas xeneizes.
De acuerdo a reportes, las autoridades arrojaron gas pimienta a los agresores, pero afectaron también a los futbolistas, quienes ingresaron al Monumental visiblemente afectados, presentando náuses y lesiones, algunos de ellos, lesiones en los ojos.
Tras una reunión entre la directiva de CONMEBOL y Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y ante la negativa de la directiva de Boca Juniors, se decidió postergar el partido, en una primera ocasión, a las 18 horas.
Posteriormente, el cuerpo médico de CONMEBOL señaló que, después de realizar una revisión a los jugadores lesionados, se determinó que "desde el punto de vista médico, no existe una causal para la suspensión del encuentro".
Por ello, se llevó a cabo una segunda reprogramación del juego, con horario de las 19.15 horas. Sin embargo, llegada la hora, por acuerdo entre las directivas de ambos clubes, y con aval de CONMEBOL, el partido fue suspendido y se llevará a cabo el próximo domingo, en punto de las 17 horas.
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