Samsung Galaxy Note maneja una batería de carga rápida de 3,500 mAh, lo que le permite al teléfono varias horas de uso. Esta batería le daba al Note 7 un plus, pero había un problema: las baterías estaban explotando.
Lo que obligó a la compañía a recolectar todos los dispositivos, para evitar accidentes. Se estima que en total unos 2.5 millones de teléfonos fueron almacenados, cuando el teléfono se encontraba a 2 semanas de haber sido lanzado, lo que le costará cerca 100,000 millones de dólares, según analistas de Bloomberg.
Al parecer, el problema que causaba las explosiones podría parecer complejo: "el sobrecalientamiento de la batería se produce cuando el ánodo entra en contacto con el cátodo, lo que es un muy extraño error en la manufactura", dijo un representante de la compañía.
En palabras simples el polo del ánodo es un electrodo negativo, que en una batería de litio es donde entra la energía. El cátodo, con un electrón positivo, es el punto en donde la energía se libera a través de un proceso químico. Cuando la batería se carga y descarga los iones se intercambian entre el ánodo y el cátodo, no obstante un contacto entre los polos podría causar una ligera explosión, como en el caso del Note 7.
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