La Castellana, el Zitzipandacuri y Taco Inn luchan por subsistir.
Derivado de la pandemia, decenas de restaurantes en la Ciudad de México luchan por subsistir.
Es el caso de La Castellana, el Zitzipandacuri y Taco Inn, lugares icónicos de la capital y que se ubican sobre Avenida Revolución, zona que hasta hace un año gozaba de bonanza económica.
Los tres con más de medio siglo de existencia se han tenido que adecuar a las nuevas reglas de operación para poder prestar sus servicios.
“Cerramos como tres meses y medio lo cual, si nos afectó bastante en nuestra economía… Gracias a Dios la clientela siempre regresa, las personas que nos conocen desde hace muchos años”, compartió Enrique Labregoitia Ortiz, dueño del restaurante Zitzipandacuri.
Aseguran que ha sido un año muy complicado, las ventas han bajado considerablemente, pero aún así han invertido todos sus ahorros para mantenerse de pie.
Su plantilla laboral es la misa, pese a la situación. No ha habido despidos porque saben que sus trabajadores dependen de ese ingreso.
“Buscamos la alternativa para que no se viera tan perjudicada la empresa o nosotros como empleados. Con el giro del negocio solventamos cierta parte de ingresos y sueldos y pues sí, han bajado un poquito las ventas, pero aquí estamos nuevamente retomando caminos”, dijo Miguel Ángel Reyes, gerente de La Castellana
En el caso de la sucursal matriz de Taco Inn, gracias a la campaña que se viralizó en redes sociales para atraer clientes “con o sin experiencia”, comensales de años se solidarizaron y regresaron a consumir, además de que todo el equipo acordó luchar para no dejar morir el negocio.
“Eso funcionó muy bien, hizo reír a mucha gente, pero lo que pasó y se los digo sinceramente es que yo tuve una junta con los empleados y les dije jóvenes la situación está tremenda, ya no puedo aguantar más, tengo muchas deudas, la situación está muy difícil y no tiene para cuando se pueda componer esto, entonces o le echamos ganas o hacemos un gran esfuerzo para salir adelante o vamos a tener que cerrar... afortunadamente los empleados entendieron el mensaje, se pusieron la camiseta una vez más y respondieron”, señaló Salvador Cervantes, dueño de Taco Inn.
Sin embargo y después de un recorrido se pudo constatar que no todos los establecimientos han corrido con la misma suerte, decenas de ellos desde hace un par de meses tuvieron que bajar la cortina.
Y así lugares que en su momento atrajeron a cientos de clientes o jóvenes amantes de la vida nocturna, hoy están abandonados o los inmuebles fueron puestos en renta.
Información: Excélsior
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