En México existen cerca de dos millones de personas sordas, quienes no entenderían al mandatario si no fuera por el trabajo de Laura y su equipo.
Posiblemente pocos la recuerden, pero todos los mexicanos han visto alguna vez a Laura. Abajo a la derecha, en un recuadro la pantalla, traduce en lengua de señas cada mañana todo lo que dice el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), aunque no siempre lo pone fácil.
En México existen cerca de dos millones de personas sordas, quienes no entenderían al mandatario si no fuera por el trabajo de Laura y su equipo.
“Los sordos tienen que comprender que él tiene una forma muy particular de hablar, más despacio, más lento, más coloquial. Lo tenemos que transmitir”, explicó a Efe Laura Álvarez, intérprete de lenguaje de señas mexicana.
El equipo de intérpretes de la Presidencia se alista para maquillarse cuando el sol todavía no se asoma por las ventanas del Palacio Nacional. A las siete, concluida la reunión con su gabinete, el presidente más madrugador se somete a las preguntas de la prensa en sus “mañaneras”, un evento con audiencias propias de un espectáculo deportivo.
“Esto es histórico, tanto las conferencias de un presidente de todos los días como que haya un intérprete”, opina Laura mientras su compañera Vanessa la traduce en señas; esto al ser entrevistada con motivo del Día Nacional de la Lengua de Señas Mexicana, celebrado este jueves.
La interpretación en lengua de señas de la mañanera se hace en una pequeña sala contigua al salón Tesorería, sede de la rueda de prensa.
El equipo de traductores está armado únicamente con una lona verde fijada en la pared, misma que ya está algo deshilachada por el paso del tiempo, dos focos, una cámara y un monitor, donde ven y escuchan al presidente para traducir lo que dice.
“Tal vez el reto más grande es que tenemos que estar aquí a las seis y media de la mañana”, bromea la traductora.
La interpretación durante más de 20 minutos seguidos está prohibida, sin embargo esto resulta poco tiempo para un presidente de lento hablar, cuyas ruedas de prensa rebasan las dos horas;es por ello que Laura y otro compañero se turnan durante la conferencia. Mientras uno descansa en un sofá, el otro gesticula frente a la cámara.
“Es una lengua sumamente gestual, muy visual y corporal. Mucha gente cree que las manos es lo que más importa pero son los gestos y las caras”, explica. Incluso,más de uno ha llegado a pensar que se burlaban del Presidente con sus gestos.
A pesar de que Laura ha trabajado con muchos políticos, el mismo día en que López Obrador tomó posesión como Presidente supo que algo iba a ser diferente. “Es un cambio abismal la forma de comunicar a la que estábamos acostumbrados”, explica.
“Fue un reto comunicar a las personas sordas que el presidente usa muchos dichos, refranes y palabras tradicionales para las que no hay una seña y hay que ver el sentido de lo que se quiere decir”, agrega.
Durante su discurso de investidura, por ejemplo, López Obrador recuperó del baúl de los recuerdos la expresión “me canso ganso”, un coloquialismo que equivaldría a algo como “aceptar un desafío”. Algunos esperaban ver al intérprete imitar a un pato, pero no fue así pues la lengua de señas interpreta dichas palabras.
Lo mismo ocurre con refranes que el presidente repite hasta la saciedad, como “mi pecho no es bodega”, “este gallo quiere maíz” o “al margen de la ley, nada; por encima de la ley nadie”.
“Son conceptos que no son comunes” por lo que incluso Laura y sus compañeros tienen que buscarlos en Google para poder interpretarlos de forma correcta; a pesar de todo, Laura nunca se ha quedado bloqueada.
“No, su expresión es muy clara. Nos cuesta más trabajo traducir otros funcionarios que hablan demasiado rápido“, afirmó.
Laura solo tenía ocho años cuando aprendió señas para comunicarse con una amiga sorda del colegio, en Tláhuac, en la Ciudad de México. Ahora no esconde el orgullo por llevar el mensaje del presidente a la comunidad sorda, un colectivo “muy exigente” que levantó la voz cuando el año pasado durante una gira de AMLO, unos supuestos intérpretes cometieron errores garrafales en la traducción.
La indignación es comprensible, pues tradicionalmente han sido olvidados.
“Esta es una carrera que en otros lugares es reconocida como una licenciatura pero en México hay una falta de interés para que se formalice”, lamentó Laura.
Sin embargo, aseguró que para ella y sus compañeros “la mañanera” sirve también de plataforma para dar a conocer esta lengua invisibilizada.
Información: Radio Fórmula
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