Los zoques bajan caminando y cargando en mecapal, una faja para llevar carga, desde Copoya hasta Tuxtla Gutiérrez.
Por más de 300 años el pueblo indígena zoque de Copoya, una comunidad de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas, en el sureste de México, cumple la procesión de vírgenes, una caminata de unos 15 kilómetros que se realizó nuevamente el pasado jueves.
Los zoques bajan caminando y cargando en mecapal, una faja para llevar carga, desde Copoya hasta Tuxtla Gutiérrez, las tres imágenes religiosas representando a la Vírgenes de la Candelaria, del Rosario, de Olachea Maya, una tradición que no se ha interrumpido a pesar de la pandemia del COVID-19.
Integrantes de esta comunidad zoque Tuxtla, feligreses, músicos, bailes y priostes (mayordomos de una hermandad) llegan a la casa del presidente de junta de festejos en Copoya para “levantar” a las vírgenes, y con ello, dar inicio a este recorrido de unos 15 kilómetros que finalizó al sur-poniente de Tuxtla Gutiérrez.
Durante el recorrido los acompañan diversos grupos católicos como los del Jobo, Copoya y la mayordomía zoque de Tuxtla Gutiérrez.
En la caminata la procesión gritó ‘vivas’ para las vírgenes y la melodía del carrizo y el tambor no dejó de sonar durante todo el recorrido para esta añeja tradición del estado de Chiapas.
Bajo un intenso sol, los devotos emprendieron su trayecto, demostrando que la cultura zoque sigue vigente y se acompaña de alabanzas y sones del Rosario y de la Candelaria. Como la mayoría de las celebraciones indígenas, en esta se mezcla la religión con las creencias prehispánicas.
Los fieles católicos cargan las vírgenes, una pequeña capilla, envueltas en palma y adornadas con flores de colores, en cada parada o descanso, tanto hombres, mujeres y jóvenes piden o agradecen a las advocaciones de las virgen.
En esta caminata se integran los parachicos, danzantes tradicionales, que van hasta adelante de la procesión, seguidos de mujeres danzantes llamadas yomoetzé, suyuetzé, apapok-etzé, tamboreros y piteros.
Para este ritual el anfitrión sirvió putzazé, un platillo a base vísceras de res preferido por los zoques, además se repartió pozol blanco y de cacao, bebida a base de masa, elaborados por las comideras (cocinera) de la comunidad zoque de Tuxtla.
Información: López-Dóriga
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