En algún momento intentó suicidarse debido al dolor y la incertidumbre de no saber nada de ella.
Manuel Ramírez ya tiene 65 años, de los cuales los últimos 18 ha estado muriendo lentamente, desde la desaparición de su hija Mónica Alejandrina Ramírez Alvarado. En algún momento intentó suicidarse debido al dolor y la incertidumbre de no saber nada de ella, pero logró canalizar su tristeza y ahora es coordinador de la Red de Eslabones por los Derechos Humanos del Estado de México, dónde ayuda a más personas con algún familiar del que no se sabe su paradero.
“Es un viacrucis terrible lo que pasa uno, pues la desaparición es una muerte lente que lo consume a uno, he transformado ese dolor en algo productivo, pues a los 30 días de que mi hija no aparecía intente suicidarme. El llamado a la sociedad es que sean más solidarios, pues en nuestro país se está acostumbrado a que sí alguien está desaparecida uno dice: ¡Que malo, ojalá no nos toque a nosotros!”, expresó en entrevista.
Mónica desapareció en las inmediaciones del Metro Martín Carrera el 14 de diciembre de 2004, cuando se dirigía a la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, donde cursaba el último semestre de la carrera de Psicología. Ese día, Mónica debió llegar a casa a las siete de la noche… Pero no fue así, por lo que su padre se trasladó al Ministerio Público de San Agustín, ubicado en Ecatepec, pues en ese entonces residían en esa zona del Estado de México.
Tras esperar varias horas en el sitio, a Manuel nunca le tomaron su declaración, por lo que decidió dirigirse a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), y el Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA), donde le dieron un formato de búsqueda; también comenzó a indagar en los hospitales que estaban en trayecto de su hija a la escuela como Magdalena de las Salinas.
Para el día 18 de diciembre, Ramírez y su esposa recibieron un mensaje de texto, proveniente del número de Mónica, donde pedían 250 mil pesos de rescate por ella, por lo que llamaron a la Agencia Federal de Investigación (AFI), pero ahí le indicaron que esperará la llamada… La cual nunca llegó.
Finalmente, Manuel decidió contratar a un investigador privado, pues comenzaba a sospechar que había toda una red de corrupción y complicidad en el caso; el detective logró rastrear los números telefónicos que entraron y salieron del aparato de Mónica antes de su desaparición.
Resultó que Mónica había estado en comunicación con Jesús Martín Contreras, un compañero de la escuela.
“En 2005 va preso Jesús Martín Contreras y entre sus declaraciones dice: bueno, sí tienen razón de lo que se me acusa, me quedé de ver en el Metro Martín Carrera, pero me dio sus apuntes y me regaló su teléfono, y luego subió a un Lilncon negro”, señaló.
Tras años de investigación, el padre de Mónica supo que su hija fue secuestrada por una banda integrada por Agentes Ministeriales del Estado de México, una banda conocida como “Los Gaona” … pero de su hija aún no sabe nada.
Pero la buscará mientras a él le quede un soplo de vida.
Información: 24 Horas
Fuga de gas por toma clandestina es controlada por Pemex en Tlaxcala
Más de 30 mil mototaxis y bicitaxis en 11 municipios buscan ordenar con Plan Integral del Oriente en Edomex
Exige Amparo Acuña un mayor presupuesto para estrategia de seguridad en Puebla
Obtiene investigadora patente por compuesto que reduce proliferación de células malignas en cáncer de mama y cérvico uterino
Denuncian Vanesa López falsedad en costo de obra de avenida Juárez y en información de último informe
En Tulancingo sobrevive una persona a una caída de 15 metros