Es 2 de octubre, una fecha que no se olvida desde 1968 y que une a generaciones de mexicanos, viejos y jóvenes, en una misma exigencia de justicia.
Es poco antes del mediodía en la Plaza de las Tres Culturas y miles de personas se han reunido para conmemorar la matanza de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, hace 54 años.
Es 2 de octubre, una fecha que no se olvida desde 1968 y que une a generaciones de mexicanos, viejos y jóvenes, en una misma exigencia de justicia.
Entre los contingentes están los estudiantes de las universidades públicas, siempre combativos, los sobrevivientes del 68, con sus cabellos canosos, y los padres de Ayotzinapa, cuyos hijos normalistas desaparecieron una noche de 2014.
A las 12:00, los contingentes comienzan a movilizarse hacia el Zócalo capitalino, en medio de cientos de vallas que protegen comercios y edificios públicos, que han cerrado sus puertas ante el riesgo de vandalismo.
Y es que, como en cada marcha, unos pocos encapuchados empañan con sus destrozos al mobiliario público las consignas pacíficas de cuatro mil personas que protestan por el 68, pero también por la militarización del país.
Pues entre la Guardia Nacional, que pasó al control del Ejército, y la propuesta de mantener a las Fuerzas Armadas en las calles hasta 2028, el ambiente en la protesta es de indignación.
“¡Estudiantes contra la militarización! Ni perdón ni olvidó”, se aprecia en una pancarta llevada por grupos de universitarios.
“Estamos convocados a venir año con año para que los gobiernos sepan que no olvidamos, ni perdón ni olvido […] y decimos ‘no’ a la presencia militar en las calles, decimos no a la militarización”, gritaba a todo pulmón una manifestante.
Por aquí y por allá se ven banderas y playeras de las principales casas de estudio, como el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tras los familiares de los 43 de Ayotzinapa y los miembros del Comité 68, formado por sobrevivientes de la matanza.
Conforme el contingente se aproxima al Zócalo, los policías comienzan a tener altercados con encapuchados, a quienes incluso decomisan una mochila con presuntas bombas molotov, pero son los menos.
Ya en la Plaza de la Constitución, el corazón del país, el inicio del mitin presidido por los sobrevivientes es retrasado por petardos arrojados por encapuchados hacia Palacio Nacional, ante lo cual, el llamado de los veteranos fue no caer en provocaciones de pequeño grupos que buscan “generar caos”.
Lo vivieron en 1968, ellos saben lo que es el verdadero caos.
Información: 24 Horas
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