La cara digital de la moneda

Dicen que para entender un problema es necesario observarlo desde diferentes perspectivas, solo así es posible tener una idea tridimensional del asunto en cuestión.

Desde que la sociedad tomó a las redes sociales como nuevos mecanismos de expresión, también se han abierto nuevos ángulos para la observación de acontecimientos y fenómenos sociales.

La semana pasada estuvimos revisando las redes para entender el estado del escenario post electoral en Tlaxcala y sus contendientes, entender como trascienden las noticias de los portales electrónicos y si éstas son movilizadas  por los internautas a través de sus propias redes.

También estuvimos en busca de la información generada por los candidatos, así como las de sus seguidores y lo primero que vimos fue a una Adriana Dávila muy metida en su dinámica como senadora, su índice de seguidores ha dejado de crecer como en campaña lo cual es perfectamente comprensible.

También notamos que refrescó su imagen visual y denota que después de agradecer a la gente que le brindó su confianza, ha decidido ponerse a trabajar y fortalecer su base de seguidores que entre otras cosas esperan precisamente que cumpla con su trabajo.

El ex candidato del PRI, ahora gobernador electo muestra poca actividad pero con una estrategia inteligente, por un lado está desintoxicando a la sociedad de su presencia para un posterior relanzamiento.

También está haciendo lo obvio, informando a la gente sobre los resolutivos que afianzan y consolidan legalmente su cada vez más cercana llegada al poder.

Seguramente veremos un incremento paulatino de sus actividad conforme se acerque el fin de año, aunque entendiendo su estilo discreto seguramente éste se exprese de igual forma en las redes sociales.

El caso de Lorena Cuéllar es una cosa aparte, al parecer ha optado por la estrategia patentada por el peje que es defender lo indefendible, cuestionar lo incuestionable y apelar a una lucha social eterna que justifique su dañado liderazgo en el PRD.

Hoy pretende hacer lo que no hizo en campaña, utilizar las redes adecuadamente, tener una estrategia profesional que consolidara su fuerza en el mundo real, en lugar de ello, se rodeó además de pésimos asesores, de grupúsculos de Lorezombies que se dedicaban a atacar a todo aquel que osara pensar deferente que ella.

El verdadero daño está en que a diferencia de Adriana Dávila, su presencia en redes han dejado de lado sus actividades como senadora, -si es que éstas existen- lo que se ve a la distancia es a una Lorena Cuéllar vendiéndole a su partido —al cual todavía le demuestra una abierta fobia cromática—, la idea de que ella y solo ella representa al verdadero perredismo tlaxcalteca.

Así que estimado lector, prepárese para intensa actividad extra senatorial y prepare los pañuelos para una película de terror de larga, larguísima duración.