La lucha en el PAN

Una de las noticias que más llamaron la atención la semana pasada fue el recrudecimiento de las agresiones entre Moreno Valle y Ricardo Anaya cuyo origen está ni más ni menos en la lucha por la candidatura del PAN rumbo a la presidencia.

El affaire se hizo público cuando en septiembre pasado Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y Gustavo Madero estuvieron con Carlos Loret en su noticiero matutino, en donde recordemos, se les pidió definir su situación en torno a sus aspiraciones políticas.

El momento fue aprovechado por Moreno Valle para destaparse y también para hablar de su currículum y experiencia en la gestión pública en cadena nacional.

Margarita dijo: “Lo que es importante es la claridad con la que se presentan las cosas, que no haya doble lenguaje, si de algo está cansada la gente es del doble leguaje en la política, bienvenidas las intenciones claras y sigamos adelante”. Esto en una clara alusión al papel de Ricardo Anaya como juez y parte del proceso.

Este ataque a tres flancos inauguró de forma oficial las agresiones en el campo de batalla más sangriento, el de la política. Si bien muchas veces se ha calificado de tibios a los azules en esa ocasión mostraron su lado más aguerrido.

El papel de Ricardo Anaya en las pasadas elecciones hay que decirlo, fue bueno porque pudo capitalizar el descontento de la gente con el partido en el poder. “Con este resultado vamos a recuperar la presidencia de la república” gritó a los cuatro vientos, aunque lo que en realidad estaba diciendo es que con ese resultado el sería el candidato a la Presidencia de la República.

Y si, en efecto, hubo un gran resultado pero un buen operador o un buen general no son necesariamente garantía de triunfo como candidato.  Para ello se requieren muchas cosas y la principal es carisma. Las elecciones a la luz del marketing son un proceso en donde el votante se decanta por un producto entre una diversa gama de opciones.

Por ello el carisma, una personalidad atractiva que conecte con la gente y el parecer lo que se pretende ser son fundamentales. Nadie va a votar por un candidato que no se ajuste a los paradigmas que tenemos prefabricados, la imagen de un futbolista, la de un rockstar están idealizadas en la mente de las personas. Lo mismo pasa con los presidentes.

No estoy diciendo que a Anaya le falte carisma —aunque tampoco lo estoy negando—, pero me parece que simple y sencillamente no luce presidenciable.

Más allá de esto, es perfectamente entendible que el presidente del Pan haya decidido buscar la candidatura, ya que tiene la sartén por el mango, es joven, tiene experiencia legislativa y sobre todo tiene poder, ese es el pequeño gran detalle que seguramente brincó como chispa en su cerebro cuando dijo para sí:  Es ahora o nunca.

La lucha seguirá hasta sus últimas consecuencias, pero hay otra batalla que se libera en la mente del electorado y es la guerra del posicionamiento. Para legitimar la candidatura del PAN hay que tener posibilidades de ganar.

De acuerdo a datos de consulta Mitofski, el PAN tiene el 20.2% de las preferencias contra19.5% del PRI, esto significa que el partido albiazul no tiene la fuerza suficiente para ganar con un candidato débil o medianamente posicionado.

En el tema de los aspirantes, más allá del posicionamiento que puedan tener, es vital analizar las compulsas en donde solamente Margarita es capaz de vencer a López Obrador en los diferentes formatos en que se encontraran cara a cara.

El tabasqueño por su parte, gana todas las veces que se enfrenta a Anaya y a Moreno Valle. Si el PAN es capaz de escoger al candidato que puede ganar podrían ganar la Presidencia, si Anaya se emberrincha y además no sube en la encuestas, seguramente conducirá a su partido a una dolorosísima derrota.

Veremos quién sale vivo de esta guerra