Las reuniones con Peña Nieto

La semana pasada el presidente Enrique Peña Nieto tuvo tres reuniones con los gobernadores electos de Oaxaca, Veracruz y Puebla, entidades que sin duda enfrentan condiciones políticas y sociales muy distintas.

Por un lado tenemos a un Oaxaca confrontado, con el tejido social pendiendo de hilos muy frágiles, con diversas amenazas de estallidos sociales que tienen a la sociedad como rehén de las distintas fuerzas y grupos de interés que juegan pulsos con el gobierno federal —porque el estatal hace mucho tiempo que fue rebasado—.

El estado gobernado por Gabino Cué enfrenta en este momento la amenaza de la sección 35 de reinstalar los bloqueos, la oposición lo acusa de dejar al estado endeudado, las protestas de los trabajadores del sector salud son cada vez más grandes y por si fuera poco hay problemas de pobreza extrema, falta de agua potable, y un gran sector de la población con carencias alimenticias.

Gabino Cué llegó al gobierno de Oaxaca con altas expectativas no solo dentro del estado, muchos llegaron a decir que de hacer un buen papel sería con toda seguridad un presidenciable. Nada más alejado de la realidad. La decepción de los oaxaqueños ha sido mayúscula, no parece haber rumbo ni una mano fuerte al timón.

Para rematar el asunto, algunos Oaxaqueños distinguidos lo han señalado como poseedor de una mansión valuada en siete millones de dólares y otros como Francisco Toledo se han quejado ante la CNDH por recibir amenazas del gobierno de Oaxaca.

En la reunión de Peña Nieto con Alejandro Murat le reiteró la voluntad de respaldar al gobierno estatal, con la intención de mejorar las condiciones de progreso en favor de los oaxaqueños, según quedó constancia en las redes sociales del presidente.

Del caso Veracruz, hay mucho más que decir, aunque la oposición ha vuelto a poner al gobierno federal en el ojo del huracán por la lentitud de su actuar así como la permisividad para que el ex gobernador Javier Duarte huyera evadiendo la posibilidad de rendir cuentas a la ley del desfalco que sufrió el Estado de Veracruz durante su administración.

Los errores administrativos y la falta de planeación quedaron al descubierto cuando se reveló el modus operandi de Duarte. La ahora famosa “licuadora” que no es otra cosa más que meter todos los recursos del estado en un solo recipiente y luego ir sacándolos a granel según se vayan necesitando, todo esto a discreción de Duarte.

La idea de pagar toda la deuda de Veracruz adquiriendo más deuda terminó por colapsar la economía jarocha, que hay que decirlo es una de las más grandes del país, aunque ahora ha quedado maltrecha la salud de sus finanzas.

Se dice que la reunión con Miguel Ángel Yunes fue realmente larga pues el colapso del grupo en el poder y la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones financieras tiene al estado al borde de la ingobernabilidad.

Finalmente, la reunión con Marco Mena se dio en un ambiente de cordialidad. Un estado en donde se ha hecho bien la tarea, políticamente hay una transición dentro del mismo PRI, económicamente se entrega el estado con cero deuda y por su fuera poco hay gobernabilidad y paz social.

La declaración de Peña Nieto de que se apoyará a Tlaxcala para llevar adelante los proyectos, programas y acciones de la entidad es un gran aliciente para tener un arranque de administración fuerte.

Habrá que tomarle la palabra al presidente y solicitar los respaldos prometidos para que el estado siga mejorando en aquellos rubros en donde todavía hay grandes áreas de oportunidad.

Que sea por el bien de Tlaxcala.