Ceguera política

No hay peor ciego que el que no quiere ver, reza el sabio refrán, pero en el caso de las elecciones presidenciales de Estados Unidos ¿quién anticipaba el triunfo de Donald Trump? Ahora tendremos que lidiar con el peor de los escenarios posibles para nuestro país y esto tendrá un impacto en todos los estados de la República, incluyendo Tlaxcala.

Como película de ficción, el otro día veía en televisión llegar el enorme avión privado de Donald Trump a Washington para reunirse con el presidente Barack Obama, una imagen aterradora que no creo olvidar nunca.

Así llegó Trump, con el descaro que da el saberse el nuevo dueño del mundo. No recuerdo hace cuando hubo un hombre con tanto poder en la tierra. El que viene a mi mente prefiero no invocarlo porque condujo a la humanidad a la segunda guerra mundial y al holocausto.

Si el Führer hubiese tenido tanto poder, hoy la historia sería diferente, la Alemania Nazi surgió de entre las cenizas, una nación con graves atrasos y problemas económicos y sociales, su ascenso y poderío implicó un esfuerzo supremo del pueblo alemán y dominaron la primera parte de la guerra con sus acciones estratégicas, no con una superioridad abrumadora como sí la tiene ahora el vecino del norte.

La hegemonía que lograron los Estados Unidos después de terminada la gran guerra los convirtió en la primera potencia del mundo y les dio un impulso que aún hoy se manifiesta y por supuesto, hacen valer.

¿Y por qué la hacen valer? Porque pueden, porque se saben y sienten por arriba del resto de los países del orbe, sin embargo están acostumbrados a dar una cara de respeto, de paladines de la democracia, de defensores del mundo libre y el presidente en turno es como su evangelista, se esmera en encarnar los valores que enarbolan - al menos en el papel – los Estados Unidos.

Con Trump es diferente, él no conoce la escala de grises, es un cazador que señala un objetivo y va por el hasta que lo consigue. Para él la amabilidad, el lenguaje moderado, las frases políticamente correctas están de más, le estorban.

Pensemos en él como un jugador de Pocker que a veces amedrenta, otras blofea pero siempre está pensando en conseguir las fichas de los que se sientan a su mesa. Es la única manera de sobrevivir y triunfar en la jungla donde creció, peleando contra los mejores hombres de negocios del mundo en cada empresa que emprendió.

Por ello, es imposible predecir lo que va a pasar, lo único seguro es que cualquier cosa que esté sucediendo ahora como la caída de algunas bolsas y la depreciación del peso son parte de un plan, de su plan que hasta ahora solo él conoce.

El pueblo norteamericano ha entregado el poder político al poder económico. La presidencia y las dos cámaras están ahora en poder de un hombre que no entiende de política, ni de razones, ni de buena vecindad, incluso de decencia.

El ambiente político es confuso, no hay señales claras de lo que pueda ocurrir y las pocas que hay no pintan nada bien. México es uno de los grandes socios de Estados Unidos, pero nuestra economía depende tanto de los bienes que les vendemos que nos encontramos en una posición de debilidad.

Además, están los mexicanos en Estados unidos, los residentes legales y los indocumentados, ambos señalados por el racismo del ahora presidente Trump. Y las promesas absurdas de campaña como cancelar el tratado de libre comercio o por lo menos renegociarlo para proteger a las empresas y fuentes de trabajo norteamericanas.

En este contexto tan complejo Tlaxcala cierra una administración y abre otra, el jueves Claudia Ruiz Massieu e Ildefonso Guajardo decían en una entrevista con López Dóriga que hay amenazas, pero también grandes oportunidades para nuestro país.

Pues bien, es momento de saber cuáles son esas pequeñas oportunidades para ir por ellas con celeridad y cautela, pero sobre todo con una gran dignidad, por ello resulta de gran importancia el que Marco Mena se haya manifestado a favor de los paisanos en Estados Unidos y les haya ofrecido su mano incondicionalmente. Los tiempos de hoy exigen solidaridad y mucha templanza.