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El día 5 de junio será un día trascendente para la Megalópolis. Tres de los 6 estados que la conforman elegirán gobernador, en un escenario de alta competencia particularmente en Puebla y Tlaxcala, ya que en Hidalgo las tendencias parecen ser irreversibles.

Vayamos por partes. 

En Puebla se habla de que el candidato del gobernador Moreno Valle tiene una ventaja de menos a los dos dígitos, pero ventaja al fin.

Marcada por el sello autoritario del mandamás poblano, la campaña ha sido un viacrucis para las candidatas opositoras, que han sufrido las de Caín para poder moverse en un estado en donde nada se mueva sin la aprobación morenovallista.

La ahora independiente Ana Teresa Aranda ha ganado trece recursos en el TRIFE, toda vez que el Instituto Estatal Electoral y el Tribunal Estatal Electoral se dedicaron a poner piedras para impedir que la ex secretaria de SEDESOL foxista consiguiera la candidatura.

A la priista Blanca Alcalá le han detenido camiones con su propaganda y artículos utilitarios y le han impedido el uso de las plazas públicas para realizar sus eventos.

A la perredista Roxana Luna la detuvieron policías ministeriales armados, argumentando que la confundieron con una banda de delincuentes.

Y por el bando azul, el derroche en eventos, regalos, brigadas y publicidad rebasan los límites de lo imaginable.

En conclusión, justo de lo que se quejan los panistas en los estados gobernados por el PRI, es lo que hacen en Puebla con la misma desfachatez de sus rivales políticos.

Por su parte, el gran bastión tricolor que es Hidalgo, aprovecha el poder federal y el estatal, para tener a su candidato en una posición que lo hace francamente inalcanzable.

Ahí las cosas son inversamente proporcionales a lo que sucede en Puebla.

Omar Fayad navega muy arropado con rumbo una victoria, en donde la estructura estatal le puede dar un margen de dos dígitos.

Sin embargo, el día de campo de Fayad no se repetirá en las principales cabeceras municipales, particularmente en la capital Pachuca, en donde el escenario marca un resultado de pronóstico reservado.

Y por último tenemos a Tlaxcala que elegirá de entre tres senadoras y el delfín del gobernador Mariano González a su nuevo mandatario.

Irónicamente, la fuerza electoral de las tres candidatas, le da serias posibilidades de triunfo al Marco Mena. Aunque parezca un absurdo, la alta competencia de Lorena Cuellar, Adriana Dávila y Martha Palafox dividió el voto anti PRI, lo cual le genera condiciones de triunfo al abanderado tricolor, quien ya rebasó a Dávila y Palafox y empató a la perredista Cuellar.

Por increíble que parezca, la división del voto opositor entre las candidatas del PRD, PAN y Morena, le abre la puerta a Marco Mena, quien repuntó en las encuestas y apoyado en el voto duro de su partido parece encaminado a mantener las llaves de la Casa de Gobierno.

Veracruz un caso aparte

Para quienes no vivimos en Veracruz y solo recibimos las noticias que genera el inefable Javier Duarte, nos resulta difícil de creer que el PRI pudiera mantener esa gubernatura.

Sin embargo, Héctor Yunes tiene en este momento serias opciones de triunfo, provocadas por el insospechado crecimiento del candidato de Morena Cuitláhuac García.

De acuerdo a los sondeos más recientes, el abanderado de López Obrador está en empate técnico con Miguel Ángel Yunes, en lo que ya es una debacle del panista.

Cuitláhuac García fue —hasta hace unas semanas— el principal aliado del PRI, ya que los números indicaban que de cada 3 votos, dos se los quitaría al PAN y uno al PRI.

El problema para Héctor Yunes es que Cuitláhuac hoy parece más peligroso que Miguel Ángel y si este se desploma, el de Morena podría hacer la chica.

Si el antipriismo veracruzano percibe que Cuitláhuac es el que está más cerca del triunfo, el voto útil podría hacer peligrar el triunfo tricolor y aunque la diferencia todavía es amplia, en tres semanas puede pasar cualquier cosa, y más en Veracruz.

Veremos y diremos.