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Un mito la Democracia

Oscar Legaspi
El Ojo Político
2017-03-06 07:10:35

La democracia tal y como pensamos que debería ser es muy diferente a la realidad, en donde hablamos en dos planos conceptuales muy diferentes.

Los partidos políticos, cualquiera que sea, hoy en día operan más en el sentido de sus intereses económicos que los ideológicos.

Esa democracia interesada dentro de los partidos políticos ha hecho de ellos que grupos de poder en el anonimato se adueñen de sus siglas, relegando a aquellos que siempre han luchado por una ideología.

Los puestos políticos son ocupados por aquellos que brindan las oportunidades de negocio a esos grupos de poder para enriquecerse a costa de los presupuestos que tienen en sus manos.

Un ejemplo muy claro es el Partido Revolucionario Institucional.

Nacido de una revolución que en sus inicios repartía y compartía poder con su militancia, por decir así era un partido monocromático, no había oposición política que le compitiera.

Dentro de los valores que lo fortalecieron se encontraba la lealtad.

Esa lealtad existió hasta el sexenio de Miguel de la Madrid; en ese entonces la militancia obedecía y bajaba la cabeza ante los “designios” del Presidente en turno.

En el sexenio de Carlos Salinas la democracia partidista tuvo su comienzo por decirlo así, con un fuego controlado.

Cada partido de oposición al sistema politico y hegemónico del PRI se vió beneficiado en la medida que el Presidente Salinas, de acuerdo a su tablero de ajedrez político y de interés, hizo lo posible por repartir “carteras” no solo dentro su gobierno y partido oficial, sino en los demás partidos con alcance a las cámaras patronales y de servicios, así como a los Sindicatos.

Así la democracia alcanzó su plenitud con el fuego controlado, todos recibieron lo que para ellos era una recompensa a la lealtad.

Los que no estuvieron de acuerdo en el reparto de posiciones buscaron cobijo para crecer y obtener cargos a través de otros partidos políticos.

Así como Manuel Camacho se sintió con el pie dentro de Los Pinos, y otros casi gobernadores o senadores y diputados, presidentes municipales, etc., al sentirse traicionados se rebelaron al “sistema” y se fueron del PRI y del Gobierno.

Esos rebeldes empezaron a formar redes y grupos de poder, fortaleciendo desde sus trincheras a la militancia de esos partidos.

La ganancia la vieron crecer desde el momento que las oportunidades se abrieron para negociar con el poder en turno desde posiciones políticas hasta el manejo presupuestal, pasando por el encubrimiento de aquellos que cometieron ilícitos.

Los líderes de Sindicatos se fortalecieron y enriquecieron de tal manera que tenemos como ejemplo al SNTE o al Sindicato de Pemex por decir.

Desalealtades partidistas

Pasaron los años y cada grupo de poder peleaba dentro y fuera del PRI su posición a la que según  creían tener derecho.

Esas deslealtades ocasionó la falta de unidad al interior, hasta que se vió perdido el rumbo cuando ganó el PAN la Presidencia de la República.

Dos sexenios en poder de la oposición no fueron suficientes para renovarse y voltear a ver a la militancia que los había hecho llegar, la que se sintió utilizada en la mayoría de los casos.

Hay líderes de ambulantes o de mercados, de colonias, de sindicatos que se han visto traicionados y dejados a la deriva cuando son perseguidos por la oposición cuando su lealtad ha sido con el tricolor.

Así como en el PRI han olvidado a su militancia, en los otros partidos la situación es la misma.

Los compromisos económicos los han hecho olvidar a su militancia, de tal manera que las carteras las han dejado en manos de personajes ajenos a su militancia real e ideológica como el caso del exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, que era del PRI, ganó por el PAN pero olvidando a la militancia panista por encima del Yunque.

En estos últimos días tal parece que la militancia de los distintos partidos políticos esta empezando con la efervescencia y comprobación de lealtad a los mismos, por lo que las encuestas están jugando un papel muy importante.

Las militancias se están dejando llevar por esas encuestas manejadas a modo por personajes desde arriba que están guiando a sus seguidores a favor de uno u otro candidato posible para el 2018.

Las deslealtades que ya empezaron, algunas serias y otras para dividir, prometen  con ello amarrar posiciones para el futuro.

De seguir olvidando los partidos políticos a las bases y a la militancia pura, las encuestas y redes sociales serán vitales para definir a los candidatos y como último quien llegue a Los Pinos en el 2018 alterando por completo el panorama político.


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