Las mentiras del Joven Maravilla

La gira nacional que realiza Ricardo Anaya para apoyar a los candidatos del PAN es un gran esfuerzo para acceder a la candidatura de su partido rumbo a las elecciones presidenciales que están a la vuelta de la esquina.

Así se percibe y así lo entiende el PRI, por ello los roces con Manlio Fabio Beltrones en el caso Tamaulipas en donde el niño azul ha metido las manos al fuego para defender la imagen de Francisco Cabeza de Vaca Argumentando un compló para desacreditarlo, aunque hay señalamientos muy precisos en torno a dinero mal habido y relaciones peligrosas con el crimen organizado específicamente el Cártel del Golfo.

Hay que entender que está desesperada jugada es una maniobra para salvar la posibilidad de tener un gobernador más apoyándolo en sus aspiraciones presidenciales, aunque de no salirse con la suya, Anaya saldría muy mal parado de este affaire.

Bajo esta misma óptica hay que entender todas las apariciones de Ricardo Anaya en el interior de la República, en Veracruz por ejemplo, en diferentes espacios repitió una y otra vez que le están haciendo trampa al PAN y que en todas las encuestas están entre 7 y 11 puntos arriba.

Acusó de guerra sucia en su contra. Lo que el presidente del PAN no entiende es que en la política no existe el Fair Play y que revelar el cochinero de los candidatos que el mismo escogió no es guerra sucia, es un error estratégico cuyo único responsable es él mismo al no escoger a los mejores candidatos.

El día de su visita a Veracruz el candidato del PAN seguía en caída libre y había alcanzado a su primo priista, y si decimos que el panista lo alcanzó es porque el PRI no subió, el PAN es el que cayó. 

Aun así Anaya argumentó aproximadamente 9 puntos de ventaja, lo que quiere decir en lenguaje anayista que empate (en la vida real) es igual a 9 puntos de ventaja (en su imaginación). Sin embargo no lo olvidemos, el PAN va a la baja en este estado.

La visita de apoyo a Adriana Dávila hay que verla baja la misma óptica, primero que nada un acto de precampaña que intenta posicionar su propia imagen en Tlaxcala al igual que en el resto del país.

En Tlaxcala, Ricardo también sacó las uñas, o sus datos estadísticos de empresas que no mencionó porque tal vez las escribió en un papel camino de México. Dijo que Adriana va arriba 6 o 7 puntos lo cual arroja severas dudas. 

Si tomamos los datos del empatadísimo Veracruz como la base para el resto de sus afirmaciones, en el mejor de los casos, Adriana estaría tres puntos abajo del primer lugar, y él lo sabe.

Esta es la única razón por la que Anaya se le va a la yugular a Lorena y al PRI, primero a la perredista al llamarla mentirosa, cuantificando su fortuna en 80 millones de pesos, aprovechando para amenazar con que estos datos los va a revisar el mismísimo departamento jurídico... pero del CEN del PAN.

Seguramente Lorena no va a Dormir tranquila los próximos meses.

Finalmente intentó dejar la sensación de caos en el estado diciendo que Tlaxcala es presa de la delincuencia, y que prácticamente se está cayendo a pedazos, por lo que se entiende que no ha revisado los indicadores estatales en ese y otros temas que dejan al estado en una posición de privilegio frente a muchos otros.

No vayamos muy lejos, Puebla considerado hoy un bastión panista tiene graves problemas de inseguridad, delincuencia, abandono de indígenas, y un índice nunca antes visto de incremento en la pobreza en la mismísima capital. 

Es muy probable que el joven maravilla haya traspapelado sus apuntes y más bien contó cómo está acabando su partido con la otrora boyante Puebla, que hay que decirlo, en unos de los estados más endeudados del país y esto se paga con más pobres sin la oportunidad de salir adelante.

Seguramente Adriana Dávila despidió a Ricardo con la sensación que deja una visita al homeópata, no te afecta ni te ayuda, pierdes tiempo, dinero, y te quedas sonriendo con unos chochitos en la boca.

Nos leemos pronto.