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Crimen organizado y robo de hidrocarburo

Julián Germán Molina Carrillo
Opinión
2017-04-24 07:18:15

Para ningún mexicano es desconocido que el país atraviese por una prolongada etapa de violencia e inseguridad, que lacera e impide el desarrollo de nuestro constructo social y especial como las actividades del crimen organizado, las cuales a contrario sensu, sí han observado un desarrollo en cuanto a su diversidad y campo de acción.

Aunque esta problemática no es exclusiva de nuestro país, quien ha visto crecer mayormente este tipo de actividades delincuenciales en un tiempo muy reducido. Para mayor ahondamiento, es importante conocer lo que nos muestra el estudio de la Global Financial Integrity, Transnational Crime and the Developing World, el cual indica que las organizaciones del crimen trasnacional generan entre 1.6 y 2.2 billones de dólares estadounidenses al año en todo el mundo. El monto no solo llena los bolsillos de los perpetradores, también sirven para financiar la violencia y la corrupción en países de los cinco continentes.

Las actividades de las organizaciones del crimen trasnacional se basan en 11 actividades: saqueo, explotación y muerte: narcotráfico; tráfico de armas ligeras; tráfico de personas; tráfico de órganos; tráfico de bienes culturales; falsificación de productos; comercio ilegal de vida silvestre; pesca ilegal y/o no reportada; tala ilegal; minería ilegal, y robo de petróleo crudo.

Esta última es la que ha venido a cambiar el contexto de la delincuencia organizada en México, al convertirse en la preferida para abastecer de recursos económicos a las diferentes organizaciones criminales en territorio nacional.

Muestra de lo anterior, lo evidencia el estudio realizado por José Ignacio Montero Vieira, del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), donde precisa que “Los Zetas”, “El Cartel del Golfo”, “Los Caballeros Templarios”, “El Cartel de Sinaloa” y “El Cartel de Jalisco Nueva Generación”, controlan el robo de hidrocarburos en el país, en complicidad con empleados de Pemex, de acuerdo con la zona de influencia de cada organización criminal, puesto que este delito requiere tener cierto, conocimiento técnico para saber cómo ordeñar.

Explica que el radio de acción del cartel de “Los Zetas” es muy amplio, ya que sus actividades relacionadas al robo de hidrocarburo se extienden por Tabasco, Campeche, Veracruz, Puebla, Tamaulipas y Nuevo León. “Es tal la importancia que esta organización le da al robo de combustible que ha establecido una extensa y compleja red criminal dedicada a esta actividad y a eludir la acción de la justicia y proteger su nueva fuente de financiación”.

Puebla, un caso alarmante

La situación más alarmante se vive en Puebla, ya que la entidad se ha convertido en los últimos 5 años en el epicentro del robo de combustible.

Entre 2011 y 2015, el número de tomas clandestinas creció 915 por ciento, según cifras de Pemex. En 2015, se detectaron 815 puntos de ordeña, más del doble que el año anterior y en el primer semestre de 2016, se localizaron 601 tomas, lo que en suma hace casi la tercera parte del total nacional, ya que hasta 2016 eran 6159 tomas detectadas en el territorio nacional.

Por ello, Puebla ocupa el primer lugar a nivel nacional en robo de combustible, siendo los municipios del denominado “Triángulo Rojo”, como Palmar de Bravo, Amozoc, Tepeaca, Quecholac, Acatzingo y Esperanza, los que tienen la mayor incidencia, ya que ahí es donde atraviesa la denominada Franja del Huachicol, que comprende un tramo de 131 kilómetros que atraviesa la entidad y que inicia en el municipio de Esperanza, en la frontera con Veracruz, y culmina en San Martín Texmelucan, colindante con el Estado de México.

Por lo que al ser la zona más atractiva para la delincuencia debido a la presencia de tuberías de Pemex, surge la necesidad de que todos los componentes de la sociedad poblana (autoridades, ciudadanos, gobernantes, académicos, etcétera) trabajemos conjunta e integralmente para implementar políticas criminales que puedan oponer resistencia y prevenir el crecimiento de esta nueva forma de financiamiento que el crimen organizado ha encontrado.

Políticas criminales que tengan como principales puntos: combatir la corrupción al interior de Pemex y de las diversas autoridades implicadas, así como impulsar el desarrollo de las comunidades para que no encuentren en esta actividad el único medio de subsistencia, y hasta ir pensando que en la medida en que suba el precio de la gasolina crecerá el robo de este.


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