Cuatro fines de semana para las urnas

Con más de 700 kilómetros de distancia entre el municipio de Las Choapas en Veracruz hasta Toluca, en el Estado de México, el tema de agenda en las campañas políticas fueron las grabaciones que exhiben a Eva Cadena recibir fajos de billetes que presuntamente serían entregados al dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador y para la campaña de la exabanderada a la alcaldía de ese lugar del sur veracruzano.

El expediente se impuso incluso en el debate entre aspirantes a gobernar el Estado de México que se llevó a cabo el 25 de abril. No lo fue por el perfil que tiene la ciudadana veracruzana, quien además es diputada local de un distrito desconocido y en una localidad minúscula en el territorio nacional.

Una campaña pagada por alguien particularmente interesado en sobre dimensionar el tema, comenzó el jueves pasado a través de mensajes de texto con una leyenda que no dejaba lugar a duda: “EVA CADENA de Las Choapas, parte de la corrupción de López Obrador y Morena…” (Sic).

La sobre dimensión de un asunto menor ha sido magnificado en realidad por la presencia que López Obrador ha alcanzado en la ruta para definir candidatos a la presidencia de la República en todos los partidos políticos, en los que hay que ubicar al que fundó el tabasqueño y que se ha convertido en refugio de una clase política incómoda en otras franquicias ideológicas.

En el Edomex, la presencia de una maestra como Delfina Gómez, aspirante a gobernadora, ha colocado en un predicamento a figuras de mayor talla política nacional como Alfredo del Mazo, abanderado del PRI y pariente del presidente Enrique Peña Nieto; lo mismo sucede con Josefina Vázquez Mota, excandidata presidencial del PAN en 2012.

La cerrada competencia en la entidad obligaba a probar armas políticas que ya han sido usadas en otros procesos de transición con el propósito de la eliminación de una competidora que creció en términos de aceptación ciudadana ante el azoro de los cuartos de guerra de los adversarios.

Las mediciones inmediatas de los diversos estrategas ya debieron haber medido si el misil tierra-aire lanzado desde el territorio gobernado por el neopanista Miguel Ángel Yunes Linares hizo blanco en la línea de flotación del proyecto que encabeza Delfina Gómez, o de lo contrario, fue inútil.

Queda mayo para que las campañas en territorio mexiquense entren en la recta final. Son cuatro fines de semana antes de llegar al 4 de junio para que los pobladores decidan por cuál oferta política votar y eso implica que las maquinarias de los candidatos aprieten el paso.

Quienes se dedican a observar la cosa pública deberán esperar todavía más lodo de lo acostumbrado, bajo la premisa en la lucha por el poder que va más allá del gobierno estatal, sino la presidencia misma, pues el lugar común establece que de lo sucedido en las urnas en junio próximo dependerá la certidumbre para unos y el desasosiego de otros para arribar a Los Pinos en 2018.

Una señal de lo que sucede tras el escenario público vendrá de quien haga más esfuerzos por dañar a los otros competidores en tierras mexiquenses. Y es que esa película ya la hemos visto, no falla y lo que cambia es siempre el final.