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La corriente ADN del PRD, con ADN de traición

Julián Germán Molina Carrillo
Opinión
2017-06-19 07:01:49

En el Estado de México, desde hace aproximadamente 10 años, surgió una fuerza política al interior del PRD, liderada por Héctor Bautista López, la cual se ha posicionado como una de las de mayor peso en dicho partido, la denominada Alternativa Democrática Nacional (ADN).

Esta se ha convertido en el principal motor de la descomposición ideológica y partidista del sol azteca en dicha entidad, ya que ha sido la encargada de arrebatar el dominio de dicho instituto a las otras expresiones que coexisten al interior del mismo como, Nueva Izquierda (de los Chuchos); Izquierda Democrática Nacional (Rene Bejarano); y Foro Nuevo Sol (Amalia García Medina).

Acarreando como consecuencia, que en el de la Revolución Democrática se viviera un proceso de evolución interna, por llamarlo de alguna forma, donde se esperaba que el desarrollo de estas expresarían la riqueza ideológica y política del partido, pero en pocos años se convirtieron en corporativos, clientelares y dentro de ellos, los más exitosos fueron los que lograron conseguir más recursos económicos, provenientes por lo regular de políticos del PRI, de gobernadores y altos funcionarios.

ADN enfrentó a Nueva Izquierda; se impusieron con la complicidad de Barrales en la contienda interna; anularon la candidatura de Javier Salinas, quien denunciaba el contubernio ADN-PRI y nombraron a Juan Zepeda como su candidato, con el objetivo central de restar votos a Morena, a cambio recibirían fuerte apoyo económico, respaldo de los medios de difusión oficiales y el apoyo del Revolucionario Institucional para mantenerse en el gobierno de Nezahualcóyotl.

Dos posiciones de izquierda

Con los principios, olvidados, los estatutos, letra muerta, el programa, manejado a conveniencia de acuerdo con los intereses de grupo. Es de entenderse por qué en México, como lo afirma el Dr. José Antonio Rueda (militante de Morena) existen dos claras posiciones de izquierda; una con pretensiones de gobierno, negociadora, traidora a su naturaleza opositora, con un problema teórico porque entiende el ejercicio de la política solo como negociación y la otra que está más en la tradición de estar en contacto con el pueblo y asumir sus intereses para desde ahí proponer un frente o llegar en su momento al ejercicio del poder. Uno que, sin embargo, es concebido según la tradición de que captado el poder Ejecutivo ya puede empezarse a derramar la honestidad, la democracia y una cierta concepción hacia abajo, es decir, no deja de tener una inspiración populista.

Respecto a lo anterior, México no logra llenar el vacío de una izquierda que como lo señala el politólogo César Cansino “se niega a crecer” y que tenga, en primer lugar, capacidad de fundirse en las acciones de masas, movilizándolas, porque la resistencia frente a los problemas de la política neoliberal han entrado a una enorme complejidad, pues para frenar la acción de legiones en contra de las reformas neoliberales se ha montado una guerra contra el pueblo disfrazada de una lucha contra el narco y el gobierno federal está golpeando a las organizaciones y dirigentes de izquierda en todo el país.

La izquierda necesita transformarse

Por ello se hace cada día más necesaria una izquierda que pueda apoyar a las personas en la resistencia al neoliberalismo y para lo cual, debe presentar un proyecto alternativo hacia dónde debe caminar. No necesitamos una izquierda que sacrifique su perfil de oposición, asumiendo claramente una cara de pragmatismo desideologizado, que pondría en el centro de su quehacer la sobrevivencia partidaria, es decir, una réplica de partidos como el Panal o el Verde Ecologista.

¿Qué sería lo deseable? que abandonáramos esa división absurda entre lo electoral y lo social, entre lo reivindicativo y lo político para que entráramos en una comprensión cabal de que todo absolutamente está en juego hoy.

Necesitamos gente que entienda la problemática económica, tome una posición política, sepa pelear en la lucha reivindicativa, asumiendo los límites y los riesgos, también tener claridad ideológica, no sirve de nada ese sector de izquierda que está más neoliberal porque en realidad lo que está haciendo es generar una aversión a la actividad política y se generaliza la idea, de que todos los políticos son iguales, toda la política es una constante de traiciones y corrupción.

Porque para que la izquierda en nuestro país juegue un rol decisivo en el proceso de modernización de nuestro país, obligadamente tiene que transitar del conservadurismo al liberalismo, iniciar una travesía liberal que significa en palabras de Isaiah Berlin: tanta libertad a cambio de tanta igualdad. Que haga compatible al unísono las libertades y derechos individuales con la justicia social, políticas que tiendan a convertir en más iguales a los desiguales.


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