¿Transición de terciopelo en el gobierno de Mancera?

Todo está casi listo para el cambio político en la administración de la CDMX. No nos referimos solamente al nuevo estatus de la ciudad, eje de la gran Megalópolis, sino porque las elecciones de 2018 obligarán a Miguel Ángel Mancera Espinosa a realizar muchos ajustes en su equipo.

En los diferentes círculos políticos del Gobierno de la CDMX, examinan con lupa los escenarios posibles y probables no solo de la candidatura del perredista, sino de los inevitables arreglos en el equipo de administración.

El mandatario capitalino no es un aspirante que pueda encasillarse en el concepto clásico del “tapado”. Está más abierto que muchos y trabaja en la construcción de una candidatura ciudadana que busca unir a las izquierdas y a los grupos independientes. 

Su participación como presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) le dio el impulso que necesitaba como fórmula de peso nacional.

El panorama está casi definido. Mancera va a pesar de los pataleos de Silvano Aureoles y Graco Ramírez, y del vecino panista Ricardo Anaya. Andrés Manuel López Obrador va en su propio carril. En el PRI, se mantiene la vieja práctica del “tapado”.

Eso que ni qué, en el grupo del solaztequista, los solicitantes andan como personajes de Almodóvar, al borde de un ataque de nervios. Entre ellos nadie está exento de golpes bajo la mesa, fuego amigo, bullying político, piquetes de ojo y hasta cambio de cachucha.

En una esquina están todos los que sienten el derecho ganado de ser distinguidos con la candidatura para despachar 6 años en la oficina más grande del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, pero muchos otros ya se vieron como aspirantes a alcaldes -en lugar de delegados- y a diputados constituyentes en el Congreso chilango. Y por qué no, a senadores y diputados federales.

¿Quién se quedará a darle mantenimiento a la administración de la Ciudad de México? Vamos por partes.

Amieva, interino

De acuerdo con los tiempos formales del proceso 2018, Mancera formalizará su carrera presidencial cuando rinda su Quinto Informe de Gobierno.

De manera paralela, los expertos en puntos de vista coinciden en que el perredista pasará la estafeta de la Conago a más tardar en octubre, por lo que tendrá que solicitar licencia para dedicarse a la candidatura presidencial, lo que implicará designar un jefe de gobierno encargado o interino por un año, lo que restaría de su administración.

José Ramón Amieva Gálvez, actual titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), es el funcionario con el perfil más fuerte para convertirse en jefe capitalino, confiaron a la politóloga Melita Peláez (Mela para sus detractores), expertos de todo lo que ocurre en la plancha del Zócalo y sus alrededores. ¿Cómo la ven?

Sí, ya se sabe que también tienen su corazoncito Patricia Mercado, actual secretaria de Gobierno y Héctor Serrano, secretario de Movilidad, pero no se ve que den la sorpresa.

A quien le ven más madera para hacerse cargo del despacho, sin complicaciones, es a Amieva Gálvez, abogado de la UVM, que ha acompañado a Mancera desde que se desempeñó como subprocurador, fue su coordinador jurídico de campaña en 2012 y también su consejero de Asuntos Legales, antes de hacerse cargo de los programas sociales.

El punto es que en el gabinete del mandatario capitalino hay al menos 3 secretarios y 1 consejero que quieren competir por la candidatura al gobierno capitalino. Entre estos, el propio Héctor Serrano, pero también Manuel Granados, el actual consejero jurídico; Salomón Chertorivski, titular de Finanzas y Armando Ahued, secretario de Salud.

Si deciden ir a la aventura electoral, el perredista tendrá que buscar otros encargados de despacho.

Por cierto, por ahora no se esperan más sorpresas de espontáneos que se vayan a las filas de “El Peje”.  Pero la gente de Mancera y del PRD saben que se intensificará la pepena de sus excompañeros de trinchera para convertir los votos del solaztequista en pejevotos.

¿Transición de terciopelo?

Mancera está jugando todas las cartas, pues no tendrá una competencia electoral relajada. Está claro que los perredistas no irían con Ricardo Anaya de candidato, ni los panistas tampoco lo harían con el solaztequista como abanderado.

En las próximas semanas, la SCJN tendrá que resolver en torno a las controversias contra algunos aspectos de la nueva Carta Magna de la CDMX.

La participación del grupo de diputados constituyentes que redactaron y aprobaron el texto, ayudará mucho para hacer menos tortuosos los ajustes que pudieran darse, de tal manera que antes de que Mancera se ponga la camiseta de candidato, estará funcionando.

El nuevo estatus de la Ciudad de México y el proceso de elección de los ayuntamientos, el Congreso legislativo y la nueva Constitución, son las cartas credenciales del perredista en la contienda 2018.

Pero también está pendiente que se nombre al fiscal anticorrupción para sintonizar a la CDMX con el SNA que será crucial en los próximos años. ¿Quién dijo yo? Lo curioso es que en este rubro no sobran candidatos, es más, faltan.

Antes de dejar la Conago, Mancera ofreció reformas al Sistema de Justicia Penal, pues contiene lagunas que impiden que los delincuentes eviten la prisión preventiva y castigos, principalmente en los delitos de acopio de armas para uso exclusivo del Ejército y robo de combustibles, lo que alienta la percepción de impunidad. Se esperan esas reformas.

Asimismo, tendrá que terminar y entregar las obras de la avenida Reforma para el Metrobús y reabrir la plancha del Zócalo, convertida en un espacio peatonal ampliado.

Mancera Espinosa busca una transición de terciopelo para su proyecto político, pero no se librará del golpeteo de quienes en otros tiempos fueron sus aliados.