Fernando Maldonado
Parabólica
2017-07-24 06:59:40
Otra vez fue Tláhuac, la zona popular ubicada al oriente de la Ciudad de México, tan lejos de las autoridades capitalinas y tan cerca de la tierra de nadie.
Visto en retrospectiva, el abatimiento del líder del cártel de Tláhuac, Felipe de Jesús Pérez a quien se le conocía como 'El ojos', junto a otros siete sujetos, presumiblemente vinculados con esta agrupación delictiva permite observar que hay vastas zonas de la megalópolis, en donde puede suceder prácticamente de todo.
Si se toma como punto de referencia esta demarcación que ahora ha sido puesta en el centro de la atención nacional por la novedosa estrategia para los capitalinos a la que tan acostumbrada están los tamaulipecos, con los narco bloqueos, a unos 50 kilómetros a la redonda puede suceder cualquier cosa, lejos del escrutinio de la autoridad.
Desde guerrilla, ajusticiamientos extra judiciales, multihomicidios, y ahora lo sabemos, refugio para pandillas con aspiraciones para trascender a través de secuestros, extorsiones, asaltos y venta de drogas, como fue el caso de “El Ojos”.
De Tláhuac el país no tenía noticias del impacto de las que ayer fueron difundidas por el operativo entre Marinos y policía capitalina del que resultaron ocho personas muertas y su larga secuela en toda esa zona, sino desde hace 13 años, cuando la población enardecida linchó a tres agentes de la extinta Policía Federal Preventiva; dos de ellos quemados vivos.
Fue en San Juan Ixtayopan, en donde los tres elementos que investigaban una banda de narcomenudeo fueron acusados de roba chicos, lo que alertó a la comunidad de San Juan Ixtayopan.
El evento rompió un viejo paradigma en los medios masivos en México, pues fue el primero en ser transmitido en vivo.
Una familia de narcomenudistas arengó a unos 300 habitantes de ese pequeño lugar para arremeter contra los elementos de la agrupación federal, lo que costó el cargo de secretario de Seguridad a Marcelo Ebrard, en la gestión del entonces Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.
Luego vino el levantón de trece tepiteños en el bar Heaven de la Zona Rosa, en 2013, cuyos cuerpos sin vida fueron encontrados en una fosa en un rancho en Tlalmanalco a 40 kilómetros de Tláhuac. No fue el cártel de Tlahuac, pero si el de La Unión, quien en un ajuste de cuentas entre narcomenudistas decidió prolongar la disputa hasta el homicidio múltiple.
La versión de la no existencia de cárteles en la capital y punto central en la geografía nacional que ofreció Miguel Ángel Mancera, el jefe de Gobierno, simplemente cae.