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Sin pretextos, o como cavar tu propia tumba

Andrés Solano
Corpus Delicti
2016-05-23 13:02:48

Todas las campañas son diferentes. Es muy interesante ver cómo se mueven las gráficas en una línea de tiempo, ver cómo cambian de acuerdo a las condiciones políticas, al sentir de la gente y al propio esfuerzo de comunicación que realiza cada candidato.

La política es impredecible y eso la hace interesante, solo Dios sabe qué puede pasar durante una campaña, se pueden predecir algunos escenarios en lo general pero es casi imposible adelantarse a lo que sucede en el día a día, por ello es importante tener un equipo de asesores competente y experimentado.

El problema hoy en día es que cualquier persona que esté o estuviera involucrado en una campaña puede levantar la mano y decirse experto en un tema y es ahí donde empiezan los problemas.

Cuando un candidato va a la guerra sin la estrategia adecuada, cuando va insuficientemente preparado, o incluso mal preparado las cosas salen mal. 

En el caso de los debates por ejemplo, la preparación es muy compleja, hay que revisar, estrategia, línea discursiva, adelantarse a escenarios adversos, preparar respuestas a ataques, incluso evaluar a qué se responde y a qué no, estudiar el lenguaje no verbal, postura, tono de voz, timing, y un sinnúmero de detalles más.

Los debates difícilmente pueden hacer que un candidato gane la elección, si pueden lograr en cambio, motivar a un equipo al reafirmar que se cuenta con un buen hombre al frente de la contienda, también pueden relanzar a un candidato aletargado o consolidar a uno ganador.

Sin embargo, estos pueden hacer tropezar a un candidato, pueden dañar una buena campaña, y en otros casos pueden ser la culminación de una serie de errores que concluyan con una dolorosa derrota. Y este último escenario es precisamente el que sigue la campaña de Lorena Cuéllar.

Primero, rodeándose de maleantes ampliamente conocidos en Tlaxcala, antecedentes penales, mala fama, en fin un desastre. 

Después, un caótico equipo de asesores sin la menor idea ni oficio, ni beneficio. Luego, presumir apoyos de René Bejarano y Graco Ramírez.
Seguimos con un poco aseado apoyo de grupos ajenos al estado provenientes de San Martín Texmelucan o lugares peores y cerramos con la cereza del pastel, que fue el debate. 

La culminación de una serie de errores que convirtieron a una gobernadora potencial en el hazme reír de las redes sociales.

El hashtag #MeTraboComoLorena se viralizó espontáneamente colgándole a la senadora con licencia un mote que no le correspondía, el de una persona poco brillante. Toda esta serie de sucesos desafortunados ocurrieron con la complacencia o la ceguera de su equipo de asesores en comunicación y del propio war room.

La solución que implementa este dream team me parece la peor de todas, pues es la confirmación de que le pegaron a Lorena en el sexto round y se cayó.

No puede ser que argumenten como Labastida: que le dijeron mariquita, o como el peje, que le hicieron un complot, o como josefina que la abandonaron. No, así no es esto, la gente percibe que hay una justificación a priori para la derrota. Amenazar con que ya sé quienes son los que me hicieron la guerra sucia, cuando ella y solo ella era la que balbuceaba como dopada en los debates. Solo trae a la memoria las peores derrotas de políticos que pudieron tener un mejor final.

Al final del día el capitán del barco es el propio candidato. Por ello va a ser muy difícil encontrar chivos expiatorios, lo que sí es un un hecho es que Lorena Cuellar tuvo el triunfo en sus manos, era suyo y lo dejó ir. O como reza su slogan, Sin Pretextos cavó su propia tumba.

 


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