Terremoto al desnudo

Lamentable resultó que después de la experiencia de hace 32 años, exactamente el mismo 19 de septiembre, el gobierno federal y la clase política del país no hayan aportado los protocolos mínimos necesarios para hacer frente a la contingencia.

Quienes fuimos participantes del terremoto del 85, sabemos que fue un evento de gran magnitud, el cual dejó al descubierto la falta de prevención, colaboración y corrección a los errores que nunca habíamos padecido, y por lo tanto no teníamos cómo afrontar ni organizarnos para dar solución a los problemas que estábamos viviendo en ese momento.

En ese entonces, la sociedad civil se organizó de tal manera que nunca faltaron manos, aportación de víveres, agua, atención a los heridos, y lo mejor de todo ello, fue vivir y gritar con entusiasmo cuando se encontraba y rescataba a una persona aún con vida debajo de los escombros.

Hoy nuevamente, volvemos a vivir esos momentos, con la diferencia de que estamos mejor informados y organizados como sociedad en tiempo real a través de los celulares y las redes sociales.

Aunque, el engaño que tuvimos en las alarmas de aviso del primer temblor del 6 de septiembre, sonaron sin tener la precaución de avisar de manera oficial que había sido un error, más no un simulacro.

Un día después tembló en Chiapas y Oaxaca, repercutiendo en otros estados dicha actividad. La desgracia nos invadió en esos momentos, la sociedad civil se organizó de tal manera que la respuesta a esta tragedia no se hizo esperar.

Y los demás estados ¿qué?

Las redes sociales rebasaron por completo a los medios de comunicación masiva como radio y televisión. Vimos, por medio de éstas como los funcionarios del gobierno municipal de Juchitán se robaban de manera cínica la ayuda que llegaba a esa comunidad.

Los daños por los huracanes, de igual manera, hicieron ver que México no se hace para atrás ni se achica a la hora que más necesita de su gente. Las fuerzas armadas nuevamente se han visto rebasadas porque el radio de acción era demasiado y con mucha necesidad.

El presidente Peña ha aceptado que México es un país de temblores y terremotos, pero faltó también que siempre vamos a ser susceptibles de los daños por los huracanes. Siendo de esa manera a nuestra nación le hace falta la elevación a rango de Secretaría el área de Protección Civil.

Darle autonomía para toma de decisiones, compra de equipo para detección de personas con vida bajo los escombros, rigidez en la calificación de obras de edificación de obras, habilitación de hospitales, pero sobre todo la preparación de gente para ayudar, organización de centros de acopio, etcétera.

Es inconcebible que solo se haya mostrado un scanner térmico para detectar a personas con vida en la CDMX cuando el número de lugares eran varios y todos necesitaban de su presencia.

Pero lo peor de todo ello es que no se dio a conocer en lugares como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Tlaxcala el 7 de septiembre.

Esta vez, el 19 de septiembre Morelos, Puebla, Edomex, Ciudad de México, Hidalgo, Tlaxcala, Veracruz, Oaxaca, Guerrero necesitaban de igual manera la presencia de equipos como ese scanner térmico, pero lo más lamentable que se le dio prioridad a la Ciudad de México ¿qué acaso la gente de provincia es de segunda mano?

Seguramente que su costo no es nada económico, pero si lo comparamos con los presupuestos que reciben los partidos políticos seguramente que se podrán obtener por lo menos uno por entidad.

A la clase política solo le llama el presupuesto para 2018

El análisis de riesgos cualitativos y cuantitativos es prioritario para hacer frente de manera preventiva a las lluvias provocadas por tormentas y huracanes, terremotos y con menos probabilidades erupciones volcánicas.

El Atlas de Riesgo debe ser obligatorio para todas las entidades federativas, municipios, juntas auxiliares  y rancherías, pero siempre bajo la supervisión y coordinación de un Consejo de Seguridad.

En esta Coordinación de Seguridad de manera previa deberá evaluar las amenazas, las probabilidades de ocurrencia de eventos como huracanes, en temblores y erupciones es difícil predecir.

La vulnerabilidad de las zonas geográficas.

Coordinación y organización de centros de acopio, distribución y movilidad de los productos recibidos, sobre todo en comunidades alejadas de las ciudades más grandes.

Una sola lista de rescatados, hospitalizados, defunciones, lugares donde se encuentran cada uno para evitar desplazamientos innecesarios de los familiares. Áreas susceptibles de inundaciones y sus amenazas, así como áreas en riesgo de aludes y deslizamientos de tierras.

Las amenazas volcánicas como Colima, Puebla y Estado de México, Tabasco, Chiapas;  deben permanecer siempre en estado de alerta como hasta ahora, pero con datos oficiales emitidos por una sola dirección.

Está muy claro que la clase política como los diputados y senadores no les importa la seguridad de la sociedad civil, lo único importante para ellos es que el presupuesto autorizado que van a ejercer para el 2018.

Veremos cómo son calificados por la sociedad.