Enrique Núñez
Código Rojo
2017-10-16 07:43:13
La abrupta renuncia de Margarita Zavala a su militancia panista generó un sinfín de lecturas y presagios entre los analistas políticos de todo el país.
Salvo algunos poblanos, la inmensa mayoría encontró en la salida de la ex primera dama diversos criterios, y en donde más coincidencias se dieron, es en que el gran beneficiado es el PRI.
Por supuesto que no faltaron los que en Puebla descubrieron un supuesto renacer morenovallista, con el que sintieron que su "proyecto presidencial" volvía a respirar.
Olvidan que la política no es matemática y hacen números sobre la base de que si antes eran tres los suspirantes azules y hoy solo dos, sus posibilidades pasaron del 33 ciento al 50 por ciento.
Tremendo error. Si Margarita se fue del PAN pese a ser la mejor posicionada y en medio de la arremetida mediática de desprestigio contra Anaya, es porque sabe que al mal llamado “Chico Maravilla” no le quitan la candidatura, ni el control de su partido ni con la complicidad de los grupos del poder provenientes de Los Pinos.
De ahí que en la mayoría de los análisis políticos, el nombre de Rafael Moreno Valle no exista o se mencione en un plano secundario.
Y la respuesta de quienes conforman y lideran el Frente Ciudadano por México confirma que el amarre es con Anaya, sin importar si está o no Margarita y mucho menos Rafael.
En el entendido de que la salida de Zavala y un eventual enojo de Moreno Valle, pueden provocar que sus canicas terminen en la bolsa tricolor, en donde la eventual candidatura de José Antonio Meade tiene claras implicaciones y muchas afinidades y coincidencias.
No será ninguna casualidad ver a un ex secretario de Felipe Calderón respaldado por grupos panistas, sin importar que vaya enfundado en los colores del PRI.
Y tampoco deberá extrañarnos ver a los operadores morenovallistas, llevando a sus decadentes borregadas a sumarse en favor del hombre del que tanto presumen su amistad.
No hay que olvidar que el operador financiero y administrador de la alcancía morenovallista, Roberto Moya, se ufana de ser gran amigo de Meade.
Así las cosas, las huestes morenovallistas deberán ponerse una bolsa de hielo en la nuca, porque la candidatura azul está igual de lejos que antes.
Y lo más importante, si su jefe político no recompone la relación con Ricardo Anaya y mantiene el duro discurso contra él, podrían perder hasta Puebla, en donde la designación de un candidato desde el CEN del PAN podría marginar al morenovallismo de Casa Puebla.
Sin embargo, hay que decir que Moreno Valle ha mostrado que tiene una sorprendente capacidad de resiliencia, por lo que habrá que estar atentos para saber si su pragmatismo y falta de lealtad ideológica, le abren un nuevo camino para recomponer su futuro político o si cuando menos logra mantener el jugoso botín político que le representa Puebla.
¿Lo volverá a hacer?