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Meade estuvo fuera del radar de encuestadoras

Jesús Sánchez
El Rincón del Chamán
2017-12-04 07:38:45

A las encuestadoras se les fue la nota.

Las justificaciones son muchas, una que no había elementos suficientes para anticiparlo, y otros que la candidatura de José Antonio Meade Kuribreña fue una jugada de salón, que nadie esperaba. 

Eso sí, hay que reconocer que en estos meses de especulación política las encuestadoras coincidieron en un dato clave, que el prospecto mejor posicionado del PRI siempre conservó segundo o tercer lugar de las expectativas electorales. ¿Pudo influir esto para dejar fuera a Miguel Ángel Osorio Chong?

El caso de Meade es icónico porque no era al que más aplaudían en las mesas políticas, el sector empresarial y financiero lo tomaba con reservas, aunque le dieron el premio como el financiero del año.

Meade Kuribreña mantuvo el low profile por mucho tiempo ante las encuestadoras y lo hizo tan bien, que nadie sospechaba que sería el elegido. Simplemente se quedó fuera de los radares.

Es cierto que los expertos en levantamiento de opinión no son magos, tampoco brujos y ni siquiera adivinos. Pero a veces se les nota muy interesadas, como las encuestas, en las cuales de un día para otro Meade se convirtió en rockstar.

Que en Los Pinos tomaron una decisión pragmática, ni duda cabe. Y en esta las encuestadoras estaban a años luz. Las encuestadoras han venido tropezando con sus propios resultados. Algo ocurre que están perdiendo el magic touch y esto bien vale un análisis a fondo.

Roy Campos ha publicado guías para interpretar los totales de las encuestas preelectorales, y en estas destaca lo que llama los “periodos de confusión”, cuando los resultados de empresas confiables no coinciden, que no es lo mismo, dice, que la guerra de encuestas donde se usan datos de firmas no confiables para contrarrestar informaciones no favorables.

Pero en el caso que nos ocupa, parece que el periodo de confusión nos despistó a todos.

La verdad es que el hueso del aguacate siempre ha estado ahí. Francisco Abundis, de Parametría, publicó un texto en el cual se pregunta ¿por qué difieren las encuestas? En este desarrolla un ejercicio comparativo en el que si bien la mayoría de las encuestadoras coinciden en los mismos personajes, su ubicación en la escala de valores es a veces contradictoria.

Los encuestadores serios podrán reclamarle con justa razón a Melita Peláez (Melita para sus amigos, Mela para sus detractores), que trabajan con lo que hay y no son para andar inventando escenarios imposibles.

Considere además que las opiniones de ya saben quién contribuyeron a la confusión cuando paró en seco a Luis Videgaray Caso y pidió a los comunicadores no despistarse con el predestape de Meade, aunque al final lo que ocurrió fue el destape del mismo.

Pero vea, en casi todos los sondeos conocidos Meade o no aparecía o su participación era marginal. Y después del destape, eso sí, como por arte de magia y de un día para otro el desconocido se convirtió en genio y figura.

Los despistados

Hagamos una rápida revisión de cómo estaban las encuestas semanas atrás. Agárrese.

En octubre pasado, por ejemplo, Mitofsky publicó un estudio, en donde mostró a Osorio Chong como el mejor posicionado de los prospectos del PRI con 46.9 por ciento de conocimiento, seguido de lejos por José Narro Robles con 11.2 por ciento, mientras que José Antonio Meade tenía un escaso 5.9 por ciento, apenas arriba de Aurelio Nuño Mayer que tenía 3.3 y de Ivonne Ortega Pacheco con 2.9.

En los careos con prospectos de otros partidos, Osorio destacó en segundo o tercer lugar, mientras que Meade tuvo un rango de tercer sitio para abajo.

Las diferencias se profundizan en los niveles de conocimiento por nombre. Andrés Manuel López Obrador arrasó con 94.5 por ciento, seguido de Margarita Zavala Gómez del Campo con 78.3 por ciento, Osorio 76.3, Miguel Ángel Mancera Espinosa 70. Ricardo Anaya Cortés traía un preocupante 69.3. Y qué cree, pues que Meade estaba casi en el sótano con 46.6 por ciento, o sea que ni en su colonia lo conocían.

En este tipo de medición, Parametría no estaba tan distante. López Obrador despuntó con 96 por ciento de conocimiento de la gente; Mancera con 68, Osorio 60 y así hasta llegar a Meade con 11 por ciento.

En julio, El Financiero traía a AMLO de puntero con rangos de 30 a 33 por ciento en las preferencias; a Zavala entre 28 y 31 y a Osorio con 24 por ciento. En todos sus careos no apareció Meade y lo mismo ocurrió con los estudios de GEA-ISA.

Fue hasta el 17 de noviembre cuando El Financiero incluyó un escenario duplex con Osorio o con Meade como posibles candidatos.

En estos ejercicios, Osorio permaneció en segunda posición, pero junto a él Meade siempre estuvo abajo del hidalguense, por lo menos cinco puntos.

¿Se hicieron bolas?

Buendía y Laredo publicó en El Universal –el 22 de noviembre– que por nivel de opinión solo 6 por ciento de los encuestados no conocía a López Obrador, 30 por ciento no conocía a Margarita, 32 por ciento no sabía de Mancera, 33 por ciento no sabía quien era Anaya, 37 por ciento ni luces de Osorio. Lo grave de este levantamiento es que 78 por ciento de los encuestados no tenía la menor idea de Meade.

Berumen andaba por las mismas, pues el 30 de octubre le dio a AMLO 51.4 en nivel de conocimiento de los encuestados, seguido lejos por Mancera con 13 puntos, Zavala 10, Osorio estaba en un muy alejado 4.3 por ciento y Meade en 2.8.

Finalmente, Demotecnia-De las Heras presentó el 8 de agosto un levantamiento, en donde estableció que de los 7 posibles prospectos del PRI, Osorio Chong era el mejor posicionado con 26 puntos y Meade en el rincón.

Por eso llamó mucho la atención que después del destape aparecieron los ejercicios feisbuqueros de “botepronto” que sin rigor descubrieron a Meade como un personaje con altísimos niveles de aprobación.

Otros sondeos igualmente provocaron controversia. Los resultados que presentó GEA-ISA un día después del destape son de pronóstico reservado, pues coloca a Meade casi en empate técnico con AMLO, lo cual hizo que muchas cejas de duda se levantaran. ¿Tan pronto? Está visto que los sondeos en la Alameda no siempre son confiables. O al menos se hubieran esperado una semana.

En el caso de Reforma, parece que simplemente sustituyeron el nombre de Osorio por el de Meade y santo remedio, aquí no pasó nada. Las encuestas son una guía para la toma de decisiones, pero hoy ni los experimentados encuestadores saben de qué lado masca la iguana. Y eso sí preocupa. Porque parecen muy distantes los resultados de los sondeos de la realidad misma, y eso a la larga puede contribuir a despistar o hacer bolas a los electores. 


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