“El tío Lolo”

Aun no comenzaba enero y ya los dueños de tortillerías incrementaban hasta en 15 pesos el precio de ese producto, esencial para la dieta básica de los mexicanos. De acuerdo con la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas, la cual agrupa a por lo menos 80 mil proveedores, el aumento real va de 1.50 a 3 pesos por kilogramo.

El “ajuste” navideño se presentó básicamente en ciudades, como Huatabampo, Mexicali, Culiacán, Hermosillo, La Paz, Matamoros, Ciudad Juárez, Ciudad Jiménez, Chihuahua y Tlaxcala. Según se sabe, el precio de la tortilla tiene que ver con el alza en la tarifa del gas LP, diésel y de la gasolina.

La pregunta es ¿debe el gobierno frenar esa situación?

O como dicen los consumidores entrevistados: aunque las den caras, uno compra la misma cantidad, nomás que buscamos donde las den más baratas. Un reporte gubernamental refiere que México produce 20 millones de toneladas de maíz blanco, insuficiente para el consumo nacional, razón por la cual se importa dicho cereal de Estados Unidos.

Pero no toda la tortilla es de maíz nixtamalizado; las hay de maíz amarillo, propio para producir alimentos para ganado y almidones, pero no para consumo humano, también de maíz industrializado (Maseca), por ejemplo, o con una gran variedad de colorantes o conservadores.

Además de los 80 mil tortilleros agremiados, en 15 mil tiendas de conveniencia y casi 6 mil supermercados se comercializa el producto. Dicen los productores que el aumento en el precio no es su responsabilidad, que solo ajustan a la alza el incremento en sus costos de producción.

¿Y Profeco, apá?

El procurador Rogelio Cerda Pérez asegura que la dependencia a su cargo estará atenta “para recibir quejas sobre cualquier irregularidad”, solo que la tortilla no tiene precio controlado.

Es decir, que Profeco hará el papel del “Tío Lolo”.